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Fco. Javier López Luna. :: HOY
«Estuve muchas veces en su despacho»
REGIONAL

«Estuve muchas veces en su despacho»

Fue cura, mago, director de cortos e incluso hizo de rey Melchor en la cabalgata del colegio Los Salesianos Los alumnos y padres que trataron con Javier Luna lo describen como una persona cercana y sin maldad

ALBA BARANDA

Domingo, 28 de julio 2013, 02:37

Aunque el sacerdote Francisco Javier López Luna está en la cárcel a 330 kilómetros de Badajoz, en esta ciudad hay un grupo de gente que está continuamente mandando muestras de apoyo al exdirector de Los Salesianos pacenses. El clérigo ingresó en prisión preventiva a finales de la semana pasada. Desde entonces no cesan las demandas de presunción de inocencia para el cura gaditano de 40 años de edad.

En la capital pacense se ha creado un movimiento que defiende la inocencia de Javier Luna, como es conocido mayoritariamente, y pide a la justicia la liberación del religioso. Las reclamaciones se repiten constantemente a través de manifestaciones y redes sociales. Algunos incluso, los más cercanos, no dudan en coger el coche y emprender el camino hacia Cádiz para defender su verdad y dar su visión del eclesiástico.

'El cura 2.0' se hacía llamar a sí mismo Javier, explica Carlos Tardío, un alumno que defiende la pureza de sacerdote por encima de todo. Carlos tiene 17 años y recuerda que aunque era muy pequeño, el antiguo director siempre estaba rodeado de niños que lo llamaban cariñosamente «el dire». Un día, él también se acercó a ese grupo y desde ese momento comenzó su estrecha relación.

Alguna que otra colleja de broma recibió Carlos, pero asegura que jamás vio en el sacerdote ni el menor atisbo de malicia ni comportamientos violentos. «He estado muchas veces en su despacho, he cenado con él, le he ayudado a hacer la compra cuando me aburría. Y al igual que yo, otros muchos niños que se acercaban a él voluntariamente».

Este estudiante cuenta que cuando el cura llegó a Los Salesianos pacenses se acabaron las interminables clases de religión. Con Javier llegó la diversión. Alumnos y profesor realizaban cortos y versionaban anuncios de la tele. Incluso se llevó a 97 niños a Londres de excursión, un viaje que muchos recuerdan con todo el cariño del mundo. Un sentimiento que hacen extensivo hacia 'don Javier'.

Evitaba el botellón

Otro alumno que solo tiene palabras buenas hacia él es José Fernández. Explica que el clérigo ayudó a muchos estudiantes que querían dejar las clases. Incluso echó una mano a los adolescentes en temas tan peliagudos como los de las de drogas. «El viernes nos preguntaba qué teníamos pensado hacer el fin de semana y para evitar que fuéramos al botellón nos abría el colegio para que jugásemos al fútbol o al billar».

María José Moreno, madre de tres chicos que han pasado por Los Salesianos, cree firmemente en su inocencia. «Javier era un buen comunicador, muy interactivo en las homilías, incluso se ponía a hacer magia algunas veces en el altar». Esta madre confiesa que no percibió ningún mal gesto porque cree que Javier no es capaz de hacer daño a nadie.

Sonríe mientras recuerda la primera impresión que tuvo del religioso: «Me pareció una persona bonachona, como un niño grande, muy tierno y cálido. Estimulaba a los niños a seguir adelante y nunca tirar la toalla». Pero se pone seria al afirmar que si a ella y su marido les pasara algo, después de a su familia biológica, pondría la vida de sus hijos en manos de Javier Luna.

En los cinco años que estuvo en Extremadura, el capellán renovó todos los ordenadores del colegio, compró un billar y varias consolas 'playstations'. Adoración Vázquez, madre de tres niños que han estudiado en Los Salesianos y antigua alumna, opina que todo lo que se está creando en torno al colegio ensucia el nombre del mismo. Ella defiende la presunción de inocencia del exdirector, ya que dice que no se ha respetado. «Creo en la justicia y espero que todo salga bien. Si fuera culpable, sería una decepción tremenda».

Adoración describe el momento en que Javier se fue de Badajoz. Explica que fue un palo y que todos los alumnos y hasta él mismo, estaban llorando a moco tendido. «Los niños lo adoraban y le hacía diferente esa cercanía tan sana». Más de una madre ya se ha referido a este acto, el de su despedida, como referente de emotividad y unión con el exdirector. Afirman que han pasado muchos directores por el colegio y con ninguno se han volcado tanto, lo que demuestra el aprecio que se le tenía.

Todos los alumnos con los que este diario se ha puesto en contacto dicen que Javier era como un padre para ellos. Y las madres hablan de él como un niño grande. Natividad Cinta también tiene este recuerdo de él. «Como era gaditano, era muy bromista y tranquilo». Cuenta que la época en la que el cura estuvo en el colegio pacense fue una muy sonada y explica que el propio Javier se volcaba tanto que hacía de rey mago en la cabalgata salesiana. Aunque Nati no se consideró nunca amiga del cura, reconoce que su trato era muy cercano. Siempre estaba disponible y dispuesto a escuchar. Las puertas de su despacho estaban habitualmente abiertas sin necesitar petición previa para hablar con él.

Un malentendido

Juanma Esteban es un chico de veinte años, estudiante de Derecho en Madrid, que coincidió con el clérigo en sus años de dirección. Habla emocionado del momento en el que le entrevistaron en el colegio mayor en el que ahora reside y le preguntaron que quién era su referente en la vida. Contestó que su padre y 'don Javier'. Rememora con ternura que el religioso ha comido muchas veces en su casa y él conoció a los padres de éste. Juanma cree que todo ha sido un malentendido y razona que cuando tanta gente se está movilizando por él debe significar algo. «Hoy en día nadie pone la mano en el fuego por nadie», indica.

Algunos de sus alumnos, como Marina Sánchez, de 17 años, dicen que los medios de comunicación le han destrozado la vida al párroco y que todos los que lo critican es porque no lo conocen. Ella afirma con rotundidad que una persona no puede cambiar tanto en dos años y cree que ese joven de Cádiz y sus amigos han querido hacerle daño, quizás mal asesorados o confundidos.

No obstante, la mayoría de sus defensores entienden las críticas de las madres de los alumnos gaditanos, dada la delicadeza del asunto, pero ellos hablan y proclaman lo que han visto y vivido. Para quienes le han tratado, Javier López Luna no es un cura al uso y creen que ese estilo diferente y cercano puede haberle jugado una mala pasada y acarreado una pesada cruz de por vida.

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