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Detalle del Documento del Mes. :: JORGE REY
Cuando llegaron los moriscos
CÁCERES

Cuando llegaron los moriscos

El Documento del Mes recoge la llegada de 163 deportados de las Alpujarras

P. C.

Martes, 6 de agosto 2013, 10:10

La guerra de las Alpujarras hizo aumentar la población de Cáceres y también la calidad de los oficios que se ejercían en la ciudad. Corría la mitad del siglo del siglo XVI y ese conflicto sucedido en tierras de Granada empujó hasta la capital cacereña a decenas de familias moriscas que acabaron instalándose para siempre en Cáceres.

El Palacio de la Isla, en la plaza de la Concepción, expone durante el presente agosto dentro de su ciclo 'Documento del Mes' el texto donde se recogen datos de este éxodo, con los nombres y apellidos de quienes llegaron, además del lugar de origen, como Baza o Guadix, entre otros.

La guerra de las Alpujarras, entre 1568 y 1571, provocó la salida de miles de familias de los pueblos granadinos, familias que se repartieron principalmente por el interior de la península, y que en el caso de Cáceres llegaron en un gran número a partir de 1572.

No todos lo hicieron sanos o vivos. Según la información facilitada por el Ayuntamiento, organizador del 'Documento del Mes' a través del Archivos Municipal, de «los 310 deportados solo llegaron vivos 163». «Ellos fueron el origen de la presencia de una cuantiosa comunidad morisca que se ubicó en la antigua calle de Santiago, que pasó a llamarse calle Moros y actualmente es conocida como calle General Margallo».

El texto expuesto en el palacio de la Isla recoge exactamente la afirmación que, en 1585, se hizo de aquellos moriscos deportados a Cáceres. Este nutrido grupo de familias dio lugar a una «comunidad artesana y menestral», que se adaptó perfectamente a la vida de la ciudad de tal forma que, cuando se publicó el edicto de expulsión de los moriscos en 1609, el concejo de Cáceres solicitó que «no fuesen expulsados de la ciudad por su buen hacer como trabajadores y su integración absoluta en el entramado local».

De esta manera, el documento refleja no solo la realidad de las familias moriscas que llegaron a la ciudad en la época, sino también «la relación de Cáceres con una minoría que se adaptó a un nuevo espacio para la vida, en una ciudad que ha sabido convivir con las diferentes culturas».

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