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CELIA GUERRA
Miércoles, 7 de agosto 2013, 10:23
«El Papa Francisco es muy cercano, ha dado otro aire a la Iglesia y ahora está con los más pobres». Así responde el Padre Fernando Alcázar cuando se le pregunta por su experiencia en las Jornadas Mundiales de la Juventud (JMJ) celebradas recientemente en Río de Janeiro. En ellas, el Papa Francisco se ha estrenado como máximo representante del encuentro de jóvenes cristianos. Alcázar junto con Pablo Bonilla, Obed Osias, Carlina Carlona y María Ángeles Jorge han sido los miembros de la Diócesis de Coria-Cáceres que no han querido perderse este viaje a Brasil.
Desde que se anunció en la JMJ de Madrid, en 2011, que Río sería la ciudad que iba a albergar la convivencia entre jóvenes de la Iglesia, este grupo se preparó para ahorrar en los previsibles costes del viaje, unos dos mil euros por persona en los que estaban incluidos los vuelos y el mantenimiento desde el día 15 de julio hasta el 29. Han vendido dulces en Santa María y han organizado diferentes eventos para recaudar dinero. Los cinco jóvenes se unieron al grupo de peregrinación de la Conferencia Episcopal española, compuesto por 116 personas, entre los que se encontraban los obispos de San Sebastián y Solsona (Lleida), 17 sacerdotes y una religiosa.
Durante la primera semana en el país, tuvieron la misión de evangelizar. Se alojaron en las viviendas de familias que pertenecían a la Diócesis de Sao Paulo, una de las más humildes de Brasil. Por la mañana ayudaban en la parroquia y por la tarde salían a las favelas para hablar con los jóvenes y trasladarles el mensaje cristiano.
«En Brasil hay muchas sectas, y el cristianismo está muy dividido», explica el sacerdote Alcázar. Buscaban además, comida para los pobres entre los pobres. «Algunos se preguntaban cómo le iban a pedir comida a los pobres si ellos mismos no tenían nada», afirma Alcázar y continúa, «allí nos dijeron que por muy pobres que fueran siempre tenían una cucharada de arroz que ofrecerle a quien más lo necesita». Una de las cosas que más le sorprendió fue la sencillez y la alegría que transmitían los brasileños de las favelas.
En la segunda semana, al llegar a Río, pudieron empaparse de un ambiente completamente festivo. En una misa celebrada en la catedral de Río con el Papa, Alcázar comprobó la solidaridad de Francisco, quien afirmó que «los jóvenes más alejados son los VIP de la Iglesia». En ese momento fue cuando lo tuvo más cerca, aunque el Papa siempre intentó que las barreras de seguridad no impidieran el contacto con los fieles.
El Padre Fernando, que ya estuvo en la JMJ de Madrid presidida por Benedicto XVI compara el encuentro con el de Río, y destaca que estas jornadas han sido «de jóvenes y para jóvenes». La próxima cita, Cracovia 2016, y por supuesto, Alcázar también quiere estar allí.
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