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EMILIO LLORENTE
Jueves, 8 de agosto 2013, 12:25
Bajaban por la calle de la casa de cultura con tres bestias cargadas con los aperos a media mañana y no al alba y ya traían cortados los helechos. En la plaza de Extremadura, en sitio habilitado para ello, se pusieron a descargar los avíos y comenzaron a despalochar los helechos. Vistieron los banastos, jaulas y cajones de distintos pesajes como cuando no existía el papel.
De dos balcones empezaron a caer cestas con las cerezas y dos mujeres iban a recogerlas para depositarlas en el suelo, en las esteras y las mantas donde hincaban sus rodillas en el suelo para escoger el preciado fruto y clasificarlo para depositarlo en las jaulas. No faltaba tarea a las que despalochaban, si bien ninguna tuvo que ir a buscar el agua para comer «el pan». Allí se dispusieron en el suelo en corro y fueron dando cuenta de las viandas, que siempre en el campo sabían todavía mejor y parando un rato más aún.
Acabado el asueto se dispusieron a seguir escogiendo, preparar las envases y tapar los mismos. Los banastos con varios palitroques, las jaulas con alambres y los cajones con púas. Los pequeños se podían pesar en la báscula no digital.
Llegó el momento de las cargas de la cosecha y los hombres se emplearon para cargarlas y poner en práctica el ritual de la soga, que también tiene su técnica. Los tres caballos cargados dieron una vuelta para que el público acabase de contemplar la escenografia y después muy generosamente se repartieron las cerezas a quien las quiso, eso sí en modernas tarrinas (ya habíamos vuelto al presente), finalizando dos horas de la vuelta al pasado, de cuando coger cerezas era más trabajoso que ahora, había caminos de herradura en vez de carriles y no había automóviles sino bestias y 'el coche de san fernando' para ir a los cerezales.
Toda la interesante muestra etnográfica, que en Cabezuela se hace por tercer año, se ha hecho coincidir con la fiesta final de la cerecera, lo que en el argot popular sería 'llevarse el Ramo', que organizan las instituciones vallenses.
Pernales, el ideólogo
En este caso de Cabezuela, colaboran la asociación de mujeres 'Peñas Albas', vecinos de la localidad y muy especialmente José Pernales, que fue hace tres años el ideólogo de la muestra de la que, según manifiesta, se encuentra satisfecho, pero ve que las instituciones se tendrían que implicar más, potenciarla más, para que sea otro activo de la comarca, ya que es una manifestación cultural muy interesante para los mayores porque lo vivieron, para los jóvenes para que lo conozcan y también para los turistas que en estos dias visitan la comarca y que se veía que les atraía lo que contemplaban.
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