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ALMUDENA BLANCO
Sábado, 10 de agosto 2013, 10:53
Tomás Carlos Figueredo lleva ocho años trabajando en la ONCE. Cada mañana se levanta para vender cupones en la barriada de San Roque de Badajoz, más concretamente en la avenida Ricardo Carapeto. Pero ayer por la mañana se despertó con un ánimo especial: el número 93.601 le había permitido repartir un premio de 360.000 euros entre los habitantes de ese barrio.
Cada uno de los 120 boletos que este cuponero vendió fueron agraciados con 3.000 euros por contener cuatro de las cinco cifras del número que salió del bombo. Fue un premio muy repartido entre muchas familias que son compradoras habituales y este dinero inesperado les ha venido como anillo al dedo. «Es una satisfacción para mí haber repartido este premio porque la cosa está muy mal y todos lo han recibido con los brazos abiertos. Hay gente muy necesitada por la zona y este dinero les va a servir a la mayoría como desahogo», explica entusiasmado Tomás.
Por la información que posee, puede asegurar que prácticamente todo el dinero se ha quedado en San Roque. «Aparte de estar en un lugar fijo, también me muevo por todo el barrio y me compran de todas partes», comenta.
A este vendedor últimamente parece que la suerte le acompaña. No es la primera vez que reparte premios. Unos meses atrás, concretamente en las navidades del año pasado, también dio un premio de 50.000 euros por un rasca.
Ayer volvió la alegría y muchas de las personas fueron corriendo a agradecérselo. «Unos venían muy contentos y otros lloraban de la emoción porque les hacía mucha falta el dinero. La mayoría son personas en paro y con pocos recursos económicos», añade.
Otros clientes habituales se acercaban a Tomás para comprobar si su cupón tenía premio y se topaban con que la suerte se había cruzado en su camino.
Entre los agraciados está José Manuel Pérez, dueño del bar Farol, quien asegura que apenas juega en estos sorteos. «Tomás siempre trae al bar algunos cupones para que los venda y esta vez me quedé con dos».
Los 40 cupones de este número que le dejo en el bar se han vendido entre los clientes habituales. Todos son personas trabajadoras que tendrán por fin un respiro económico. En el caso de José Manuel, este dinero le va ayudar a disfrutar mucho más de las vacaciones. «Aunque ya las teníamos programadas, ahora serán de otra manera».
Tomás señala que hay muchas personas que quieren números concretos y que sean 'bonitos'. «Yo siempre les contesto que más feo soy yo y salgo todas las mañanas». Y este número es un claro ejemplo de ello. «Era un número feo que nadie quería. Hasta ayer tuve cupones con el número. Aunque era un número que casi nadie quería, lo vendí todo».
Entre quienes se arrepienten de no haber comprado están las personas a las que no les gusta jugar o que tienen una situación económica que no se lo permite. «Precisamente ayer quise venderle a un señor el último cupón de este número que me quedaba y me contesto que con los seis euros del cupón podía comprarse un pollo».
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