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Los clientes miran y compran objetos expuestos en el rastrillo. :: C. MORENO
Solidaridad en forma de alimentos
BADAJOZ

Solidaridad en forma de alimentos

Los vecinos llevan ya tres años recaudando fondos para donarlos a la Congregación de las Hijas de la Caridad, que tiene su sede en la calle Martín Cansado La Dehesilla de Calamón celebra un rastrillo para ayudar al comedor social

TANIA AGÚNDEZ

Viernes, 16 de agosto 2013, 09:51

Con el cielo despejado y bajo un sol abrasador, centenares de personas se acercaron ayer a lo largo de toda la mañana a la Dehesilla de Calamón, una urbanización de la carretera de Valverde. El motivo no era otro que colaborar con el rastrillo benéfico que organizaron los vecinos de la zona para recaudar fondos que se destinarán al comedor social que gestiona la Congregación de las Hijas de la Caridad, ubicado en la calle Martín Cansado.

Por tercer año consecutivo, esta zona de Badajoz se ha volcado con los más necesitados. La solidaridad se ha manifestado en este caso en forma de alimentos.

La iniciativa, que consistió en realizar un mercadillo solidario y la 'Operación kilo', comenzó justo después de la misa que celebra el párroco de Las Vaguadas bajo una enorme encina los domingos de julio y agosto. Allí instalaron varios tenderetes en los que se expusieron enseres de todo tipo: ropa, complementos, bisutería, juguetes, libros, cuadros y otros muchos objetos de decoración.

Numerosos vecinos de Dehesilla de Calamón, Las Vaguadas y de otros barrios de Badajoz se acercaron para adquirir algún artículo o tomar un refresco en la barra colocada en esa misma zona. Para los más pequeños también hubo atracciones y juegos.

Gracias a la implicación de los pacenses, los organizadores lograron reunir 3.700 euros. De ellos, unos 200 euros se destinarán a pagar las bebidas que se compraron para la barra. Aún así, se ha superado la cantidad que se consiguió el año pasado, que rondó los 3.000 euros. «Ha sido un éxito. Estamos muy satisfechas con el desarrollo de esta actividad y muy orgullosas de todos los que se han implicado con este rastrillo puesto en marcha para ayudar a los que más lo necesitan», declaró Sole Hernández, una de las promotoras de esta iniciativa.

Cuenta Sole que junto a su amiga María Dolores Luján comenzó hace tres años a organizar este rastrillo. «Escuchamos que el comedor social de Martín Cansado necesitaba recursos y decidimos ayudarles con este proyecto», indicó.

Los artículos que se venden son donados por particulares y empresas que apoyan la causa. Después se ponen en venta a un precio simbólico. «Puedes encontrar una chaqueta para caballero por 5 euros o un traje completo por 8 euros», señalaron.

Pero con los años, esta cita ha ido creciendo. Lo que gestaron Sole y María Dolores se ha convertido en una tradición que ya apoyan multitud de vecinos, familiares y amigos. «Mucha gente nos ayuda para que esto salga bien», aseguró María Dolores.

Niños, jóvenes y mayores ponen su granito de arena para que todo salga adelante. Es el caso de María Fuentes, una chica de 12 años que estuvo elaborando durante una semana broches, collares y pulseras para venderlas en este rastrillo. «Lo hago de manera voluntaria. Nos juntamos mis primas y yo y hacemos estas manualidades para ayudar a recaudar dinero», concretó.

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