Robledillo de Gata celebra el centenario de su electrificación

La pequeña localidad serragatina de Robledillo celebró el centenario de su electrificación con un acto público desarrollado en la plaza de la localidad. Un apagón general del alumbrado público, con música que recordaba los ruidos de la noche, creó el ambiente propicio para hacerse idea de cómo eran las noches hace un siglo. Muchos de los asistentes al acto acudieron a la plaza portando faroles de aceite o cera, como se acostumbraba cuando había que recorrer las calles de noche.

Tras unos minutos y con la plaza rebosante de público, se hizo la luz. En una breve alocución, el alcalde de la localidad, Luis Sánchez, se refirió a las tres personas que en tan lejana época, cuando gran parte de los pueblos de España seguían a oscuras, tuvieron el atrevimiento de constituir una sociedad y crear una empresa para suministrar electricidad a los municipios de Robledillo y Descargamaría, calificándolos, con terminología actual, de verdaderos emprendedores. Agradeció también la colaboración de quienes habían hecho posible el acto y de cuantos -peñas y particulares- habían colaborado tanto en el acto mencionado como en los que habrán de desarrollarse en los días sucesivos dentro de las fiestas patronales de la Asunción, titular de la parroquia.

Un lento desarrollo

A continuación, en una disertación documentada, el periodista natural del pueblo Teresiano Rodríguez explicó cual había sido el desarrollo de la electricidad en España en los años finales del siglo XIX y primeros del XX, un desarrollo lento hasta que se dispuso de medios para transportar la energía sin que se perdiera por el camino, como fue la corriente alterna y el alto voltaje, así como de lámparas incandescentes que duraran lo bastante para resultar rentables, alumbraran bien y consumieran poco: ello no se logró hasta la aparición de lámparas de tungsteno en 1904. Posibilitar el transporte de la energía eléctrica a largas distancias fue fundamental para instalar centrales hidráulicas en zonas de montaña, cual es el caso de Robledillo.

En relación con la empresa surgida en aquellos comienzos de siglo, explicó su gestación y sus características: Un pequeño salto, aguas arriba del pueblo, que tomaba el agua -15 litros por segundo- de un arroyo y era elevada mediante un canal de casi un kilómetro por la ladera de la margen derecha para, desde un depósito, descender por una tubería 128 metros para mover una turbina. En esos momentos iniciales, la potencia era escasa, apenas mil voltios, que más adelante alcanzaría los cinco mil, y que tras el paso por los transformadores se distribuía a sólo 50. La industria funcionaba sólo por la noche y apenas tenía otro uso que el alumbrado. La luz se pagaba a tanto alzado, según el número de bombillas y los watios de consumo de cada una.

Con el paso de los años, las exigencias de los usuarios fueron siendo mayores. En 1955, la Delegación de Industria de Cáceres conminaba a la sociedad a subsanar las deficiencias del servicio. El representante de la Sociedad, Joaquín Calvarro, le contestaba que «debido a la poca rentabilidad de la industria , no puede efectuarse la ampliación ni mejora alguna mientras no aumente el nivel de vida de la localidad». Algún tiempo después, en 1961, la industria fue absorbida por Hidroeléctrica de la Cervigona, de donde pasó al Fondo de Empresas Absorbidas de Iberduero. Aquella aventura empresarial había terminado. Hoy, ambos pueblos son abastecidos por Iberdrola.

El acto finalizó con un vino de confraternización acompañado de dulces típicos, al que todo el mundo estaba invitado. Era también el comienzo alegre de las fiestas patronales.