Arte sobre dos ruedas

En un lugar muy céntrico de San Roque, concretamente en la calle Dos de Mayo, se encuentra el taller de Juanma Palomeque, un afamado customizador de motos pacense. Si bien parece más una galería de exposiciones que un taller, porque hay muestras de sus trabajos por todos lados, en él se han creado algunas de las motos más premiadas en los concursos más importantes de España y Portugal.

Este «reparador y transformador de motos», como él mismo se define, desde hace unos años está repartiendo su talento por distintas zonas del país. Y es que transforma cualquier moto que le pongan en sus manos. Cuando entra en su taller es impredecible el cambio que sufrirá, aunque normalmente los clientes saben perfectamente como trabaja y pueden intuir el resultado. Señala que normalmente cuando llegan no tienen muy claro qué es exactamente lo que quieren. «Por eso, siempre llevo a cabo un protocolo. Los clientes me traen una fotografía con la moto de sus sueños junto con su presupuesto. A partir de ahí, yo me pongo a trabajar ajustándome tanto al dinero que se quieren gastar como al diseño, pero siempre dándole mi toque personal», afirma.

Aunque señala que ésta es una afición que le lleva acompañando desde muy joven, «me compré mi primera Harley a los 21 años», no fue hasta hace siete años cuando montó su propio taller. Anteriormente estuvo trabajando durante nueve años en un concesionario Honda, entretanto, ya realizaba alguna customización. «Con el tiempo libre que iba sacando en mi trabajo comencé a dar mis primeros pasos como creador. Siempre trabajaba en mi moto o en la de mis colegas. Cuando salí del concesionario tenía claro que yo, a lo que de verdad me quería dedicar, era a la transformación de motos, por eso monte mi taller», cuenta.

Este customizador profesional cuenta anualmente con cuatro citas «obligadas»: el Mula Fest de Madrid, y las concentraciones en Castellón, Navacerrada y El Faro. En esta última, realizada a finales de julio, ha conseguido traerse a Extremadura tres terceros premios en diferentes categorías: uno en la modalidad de construcción a la vieja escuela, otro en Café Racer y el último en la modalidad de Street Style. Estos se suman a una larga lista.

Aunque parezcan de museo, todas las motos que personaliza son aptas para la circulación. «Yo todas las motos que hago son para circular con ellas, salvo que sea algún proyecto particular y quiera hacer algo muy espectacular. Entonces no tengo en cuenta la comodidad de la moto porque está pensada exclusivamente para un concurso o una exposición. Eso sí, siempre se puede volver a cambiar para que sea apta para circular». Juanma cuenta que el trabajo más llamativo que ha hecho en toda su carrera fue «un proyecto que me encargaron el año pasado para el festival Mula Fest de Madrid, que me pidieron una moto para sortearla en el festival y hice un diseño bastante espectacular».

Base de clientes en Madrid

Este modelador de motos tiene la base de clientes en Madrid, Sevilla, Extremadura y Portugal. Pero también vienen de cualquier otra parte de España. «No importa el lugar donde tengan las motos. O bien me las envían por una empresa de transporte, las traen ellos mismos o voy yo a recogerlas con una furgoneta», aclara.

Como cualquier capricho no es barato. «Una preparación de una moto puede variar desde los 60 euros, con un cambio de manillar, hasta todo lo que te quieras gastar», explica Juanma. Pero señala que para que se note el cambio hay que gastarse alrededor de los 2.000 euros. No obstante, se pueden encontrar presupuestos muy variados. El tiempo también es un factor bastante importante para este trabajo y a la vez impredecible. «Lo que tardo en terminar por completo varía mucho el trabajo que tenga en el taller», insiste.

Juanma Palomeque no se dedica exclusivamente a un proyecto, sino que los va compaginando. Hay cosas en las que tiene que delegar y el tiempo que puede tardar no se sabe con certeza. «Si tengo que pedir una pieza o mandar la moto al chapista no puedo estar parado», comenta. Normalmente en tres meses tiene acabadas tres motos, por esta regla, tarda una media de un mes por encargo.