Cuarto día sin agua potable para 31.000 vecinos de Vegas Bajas

Gabi, un joven de La Garrovilla, empieza a impacientarse seriamente con la falta de agua potable. Así lleva ya cuatro días, como el resto de las 31.000 personas de su pueblo y otros seis de la mancomunidad Vegas Bajas afectadas por la avería de un bomba de captación en la presa de Los Canchales. «No es solo que el servicio de agua potable no funcione sino que el agua que llega no ha mejorado en color y olor respecto a la del domingo. Da cosa hasta ducharse. Igual esto va para un par de días más», critica. En principio, el SES debe realizar a lo largo de esta mañana análisis al nuevo agua que sale del pantano y certificar lo que dijo ayer la empresa adjudicataria de la captación y potabilización, la madrileña Cyopsa: que ese agua ya es apta para el consumo.

En espera de esos resultados, la realidad es que ayer los camiones cisterna y la distribución de agua embotellada en los puntos habilitados volvieron a formar parte de la vida cotidiana de los vecinos de las Vegas Bajas, enfadados por lo que ha pasado y por el tiempo que se está empleando en solventarlo.

«Como esto no se solucione pronto la gente va a estallar. Se dijo que iba a ser un asunto de pocas horas, que el lunes estaría arreglado, a lo peor el martes por la mañana», indicó ayer a HOY un cargo público de uno de esos municipios que prefirió mantener el anonimato «porque lo importante ahora es que se solucione el problema. Después será el turno para averiguar por qué ha pasado esto y cómo se debe evitar en el futuro».

La mancomunidad, con un camión cisterna propio, repartió 40.000 litros entre los 31.000 habitantes afectados. Además, la Junta puso otro vehículo con 15.000 litros y ayuntamientos como el de Esparragalejo hicieron lo mismo.

Desde la mancomunidad, su gerente, Pedro Pablo González, explicó ayer que que se tomaron muestras en las localidades y en la red para verificar su estado y, sobre todo, saber si era potable. «Los análisis de la empresa concesionaria del servicio dicen que sí, pero no nosotros no somos competentes para declararla», aseveró a este diario.

Sin el mínimo exigido

Quien lo debe anunciar es la Administración regional, a través del SES. La normativa dice que son las diferentes áreas de salud de estos siete pueblos quienes tendrán que decidir si el agua es o no potable.

Esparragalejo y La Garrovilla pertenecen a la de Mérida y el resto, excepto Valdelacalzada que está incluida en la de Pueblonuevo de Guadiana, son de la zona sanitaria de Montijo.

En Puebla de la Calzada, por ejemplo, los farmacéuticos de la Junta recogen la toma a las ocho de esta mañana y existe el compromiso de tener los resultados unas cuatro horas después. El SES comunicará su decisión a lo largo de este día y, si es positiva, se da por hecho que declarará que el agua es apta para su consumo cuanto antes.

Como ayer indicó este diario, primero en Esparragalejo y La Garrovilla y después en Valdelacalzada, Torremayor, Montijo, Barbaño y Puebla de la Calzada, el agua empezó el lunes a regresar a los domicilios pero sin la catalogación de apta. Es «de muchísima mejor calidad», pero aún no es conveniente para el consumo humano, admitió ayer el gerente de la mancomunidad, quien insistió en que ahora la última palabra la tiene la Administración autonómica.

El agua que ha llegado básicamente a partir de domingo ha sido de color verdoso y desprendía un desagradable sabor. Era así porque se tomaba del fondo de la presa de Los Canchales, agua rica en manganeso, que al combinarse con los productos clorados potabilizadores del agua provoca que esta tome un color verdoso y repelente sabor. El SES ha expresado que la concentración de manganeso no ha alcanzado niveles peligrosos para la salud de esos 31.000 vecinos.