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Juanmari, con sus juguetes en el piso de Madrid que AFAL ha cedido a su familia. :: JORGE REY
Juanmari encuentra un donante
REGIONAL

Juanmari encuentra un donante

El niño extremeño se sometió ayer a un trasplante de hígado, que concluyó pasadas las 23 horas

M. FERNÁNDEZ

Jueves, 22 de agosto 2013, 10:29

Eran cerca de las tres de la madrugada del martes al miércoles pasado y el teléfono sonó en el piso que AFAL (Ayuda a Familias Afectadas por Leucemias) ha cedido a la familia Corchado en Madrid. Era la llamada de teléfono que tanto habían esperado, la que anunciaba un hígado compatible para su niño de cinco años y ocho meses, Juanmari, listo para el trasplante. Los padres, naturales del municipio pacense de Solana de los Barros, buscan un donante para su hijo desde el pasado mes de marzo. La previsión inicial era que la operación podría llegar a extenderse más allá de las diez horas. A la hora de cerrar esta información, pasadas las once de la noche, el pequeño Juanmari continuaba en el quirófano aunque el trasplante ya se había realizado. «Queda una hora o una hora y media aún, pero los médicos nos han dicho que todo ha transcurrido muy bien», explicaba Isabel, una familiar.

Juanmari sufre un tipo de tumor cancerígeno denominado hectoblastoma que no es nada frecuente y que además, le afecta la vena porta hepática, lo que limita las posibilidades de recibir tratamiento. El tiempo ha pasado desde entonces tremendamente despacio para esta familia extremeña, que ha dado un giro total a sus vidas para salvar la de su pequeño Juanmari. Pero el teléfono sonó al fin en casa de los Corchado y el día de ayer, miércoles 21 de agosto, permanecerá en la memoria de cada uno de los miembros de esta familia durante mucho tiempo. La llamada precisaba que había un donante de hígado fallecido compatible con el pequeño y les citaba a acudir cuanto antes al Hospital La Paz de Madrid, para realizar la intervención. Casi doce horas después de la esperada llamada telefónica, a las 14.15 horas, el niño entraba en uno de los quirófanos del centro hospitalario, después de haber pasado parte de la mañana sometiéndose a las últimas pruebas necesarias antes de la intervención.

Ana Isabel y Juan María, sus progenitores, han luchado sin descanso durante cinco meses. Se trasladaron desde Solana de los Barros a Madrid, donde comenzaron las sesiones de quimioterapia para el niño. En total, Juanmari ha recibido ocho sesiones. Cada una de ellas se extiende durante 72 horas y después, el niño tiene que estar 24 horas hidratándose.

Cuando le diagnosticaron el tumor, medía 20 centímetros y tras dichas sesiones, se había reducido a un centímetro, aunque el niño seguía necesitando un trasplante de hígado, un órgano que ninguno de los miembros de su familia ha podido donarle. Su padre, Juan María, y su hermana, Elisabeth, de trece años, no coinciden con el grupo sanguíneo del niño, el cero positivo, y su madre, Ana Isabel, no es apta debido a su Índice de Masa Corporal.

Los médicos deciden poner al niño en la lista de receptores de un donante cadáver, de la que hasta entonces estaba fuera por tratarse de un paciente oncológico, y programan una nueva sesión de quimio, la que hubiera sido la novena si hubiera llegado a producirse. Este diario se hizo eco entonces de su historia (HOY 11 de agosto), lo que se tradujo en el incremento de la oleada de apoyos y solidaridad para la familia Corchado. Dos días después, ya había 86 posibles donantes con los requisitos necesarios: ser menor de 45 años, tener el grupo sanguíneo cero positivo y no haber tenido ningún problema de salud importante. A pesar de la avalancha de personas que estaban dispuestas a donar parte de su hígado, los médicos comunican a la madre su decisión de mantener dos semanas más al niño sin quimioterapia a la espera de que llegue un donante fallecido. La impotencia de la familia crece con cada día de espera.

Mientras, los ojos azules de este niño ya habían conquistado completamente a los extremeños y continuaban surgiendo iniciativas para ayudar a la familia. Una de ellas fue el partido benéfico del VI Trofeo de la Cordialidad de Almendralejo, hasta donde acudió el abuelo del niño para agradecer la solidaridad de sus paisanos. Otras, más modestas, eran contribuciones particulares a la familia.

Ana Isabel agradecía sin descanso el apoyo de su tierra, aunque no podía estar completamente satisfecha. Cada madrugada, esperaba a que sonara el teléfono con noticias para Juanmari. Confesaba que esperaba con impaciencia el sobresalto de esa llamada de teléfono que irrumpe en plena noche, la misma que para el común de los mortales suele estar cargada de malas noticias pero que para su niño supone una vida llena de esperanza.

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