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A. GILGADO
Viernes, 23 de agosto 2013, 09:43
Los toldos de la calle San Juan ya tienen dueño. En los últimos meses no se sabía a quién preguntar por el deterioro que sufre el palio de rombos instalado entre el lateral del Ayuntamiento y la iglesia de la Concepción.
En un principio, todas las miradas apuntaban a la asociación de comerciantes y empresarios del Casco Antiguo, que fue de donde nació la iniciativa en 2008.
La agrupación aprovechó una subvención de la Junta para promover el pequeño comercio y puso en marcha el Centro Comercial Abierto del Casco Antiguo, que se extendió por nueve calles entre la plaza del a Soledad y la plaza Alta. La idea pretendía hacer más atractivo el Casco para los consumidores. Se eliminaron las aceras de Francisco Pizarro, se instaló hilo musical y se cubrió con toldos la calle San Juan.
Pero en estos cinco años, la lona no ha tenido un mantenimiento continuo y se ha ido deteriorando.
La agrupación promotora ya se ha desentendido y ahora el Consistorio asume la responsabilidad.
El entoldado forma parte de las actuaciones del Plan de Impulso Local que el alcalde de la ciudad, Francisco Javier Fragoso, anunció a mediados de julio. Entre las actuaciones menores, de poco más de 20.000 euros, se anuncia precisamente esta partida. No hay fecha concreta de ejecución, pero como el resto del Plan, tienen que haberse terminado antes de final de año.
Con el dinero se repasará el estado general de la estructura y se sustituirán los rombos de lona que se han ido cayendo en este tiempo.
La esqueleto de cuerdas metálicas se mantiene, no ha perdido sujeción, salvo el tramo afectado por los edificios que se derrumbaron en mayor de 2010. La pasarela se sujeta con tensores anclados a las paredes y tras el derrumbe se retiraron en este intervalo para que no perjudicara más la frágil estructura de los edificios.
Tras el derribo y el andamio que se instaló para conservar las fachada en mitad de la vía, el daño en el toldo no se apreciaba, pero desde que San Juan se despejó por completo el hueco de lona y las cuerdas al vuelo afean la calle.
La asociación de vecinos del barrio, José María Soriano, pidió hace meses que alguien se hiciera cargo para evitar que se deteriorara por completo.
A lo largo de la calle faltan paneles se han ido cayendo por el viento. Los piezas se mantienen sujetas con muelles a la estructura metálica por los vértices, pero el viento y la lluvia las desprende con facilidad .
Polémica
No es la primera vez que la polémica rodea a los toldos del Casco Antiguo. Ya despertó muchos recelos en su estreno.
Los vecinos y residentes de San Juan criticaron que una calle tan estrecha se cubriera durante todo el año porque en invierno oscurece demasiado. Ante las críticas, desde la asociación de comerciantes se mostraron dispuestos a despejarla en invierno para dejar pasar la luz y el propio concejal de Comercio del Ayuntamiento en ese momento, Germán López Iglesias, apoyó la propuesta. A final no fue necesario y los vecinos aceptaron las estructura fija, pero las asociaciones vecinales que defienden el patrimonio han seguido durante este tiempo criticando los toldos.
Amigos de Badajoz y la Asociación Cívica, a través de las redes sociales, han mantenido un seguimiento constante de cómo las piezas que se caían por el viento y no se reponían.
En el lado opuesto se encuentran los comerciantes. Desde el principio aplaudieron su instalación porque hace más atractiva la calle y en verano consigue que los peatones puedan pasear sin el agobio del sol y el calor.
A los pocos empresarios que siguen les preocupaba que nadie se hiciera cargo y se volviera contraproducente. Por la calle pasan muchos visitantes que van hasta la plaza Alta y la Alcazaba y no era el mejor escaparate.
El empresario Jacinto Mendoza, que tuvo una perfumería durante 30 años en esta acera y fue presidente de la asociación de comerciantes cuando se instalaron los toldos, explicó el año pasado cuando la Asociación Cívica criticó el mal estado que las lonas que fueron retiradas por el derrumbe se han ido guardando y el responsable de la obra se comprometió a ponerlas otra vez cuando se terminara la fachada.
Si realmente se cumple este compromiso, el Ayuntamiento sólo se tendrá que encargar de parchear el palio. Con los nuevos anclajes en el inmueble reconstruido se recuperará el tramo que ahora falta. A pesar de la polémica inicial, los rombos de tonos azules entre el Ayuntamiento y la iglesia de la Concepción ya se han convertido en un elemento identificativo del Casco Antiguo y ya nadie pide que se retire, sólo su mantenimiento.
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