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Las sandías que han crecido junto a una tumba. :: C.P.
Las sandías de los difuntos
DON BENITO

Las sandías de los difuntos

En los últimos días han aparecido varias piezas de esta fruta entre dos tumbas del cementerio de las que se desconoce el origen

CARLOS A. PINO

Jueves, 5 de septiembre 2013, 09:37

Se suele decir que la naturaleza es sabia o a veces caprichosa y eso es lo que parece que ha ocurrido en las últimas semanas en Don Benito. Bien es sabido de las buenas propiedades, riqueza y el valor de las tierras de las Vegas Altas para muchos cultivos como el tomate, el arroz, el maíz y también la fruta. Tanto que hasta en el cementerio municipal se puede comprobar. Un gran revuelo ha invadido las redes sociales, con fotos que circulaban y de las que algunos dudaban, pero una vez en el lugar indicado se puede comprobar que no se trata de una broma, en el camposanto dombenitense hay sandías, ni una ni tampoco dos, hasta nueve frutas se pueden ver en una zona justo en una de las áreas más transitadas del lugar, apenas a 50 metros de la entrada.

Aunque no muestran el tamaño de las piezas que se presentan en los concurso de la localidad vecina de Villanueva de la Serena, las piezas muestran un gran aspecto y parece que son aptas para el consumo, de una variedad común en la zona. Las sandías han ido creciendo y tampoco nadie se ha preocupado en cortarlas. Poco a poco el rumor fue extendiéndose y en los últimos días algunos curiosos se han acercado hasta el lugar para comprobar el fenómeno.

Los trabajadores del cementerio, algo inquietos por el revuelo que perturba la paz que suele reinar en estos lugares no le dan tanta importancia. De hecho aseguran que se trata de algo común, parece que los pájaros que anidan en los grandes árboles, en concreto las urracas, suelen esconder semillas debajo de tierra y la humedad en algunos puntos, el buen tiempo y el azar hacen que crezcan. Lo que no parece muy claro es que estas inteligentes aves sean también las responsables del riego de estas frutas para que sigan creciendo, así que no se sabe cuál ha sido la mano del hombre que ha colaborado a que estas sandías se hayan desarrollado. Las frutas han crecido encima de una antigua tumba, que parece que ahora está vacía, al igual que la que está al lado por lo que parecen que no perjudican a nadie.

Tomates y avellanas

Según los que trabajan en este lugar, no es la primera vez que ocurre esto, el año pasado aparecieron en otra zona del camposanto unas tomateras «bastante cargadas de tomates», relata uno de los trabajadores. En otra ocasión creció un pequeño árbol que llegó a dar avellanas. Ahora sólo queda saber qué ocurrirá con estas sandías, si se cortarán para evitar más visitas de curiosos o se dejarán crecer porque a algunas les quedan varios días para estar maduras. Así el cementerio se ha convertido en una huerta improvisada.

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