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NATALIA REIGADAS
Miércoles, 18 de septiembre 2013, 10:08
En el Casco Antiguo hay 56 locales de ocio entre bares, pubs, restaurantes, cafeterías y tiendas de comida para llevar. Los vecinos no quieren que abra ni uno más. En 2010 lograron su objetivo. El Ayuntamiento declaró el barrio histórico como Zona Saturada de Ruidos, pero este título caduca dentro de dos meses y los residentes del centro temen que se inauguren nuevos negocios nocturnos. Los responsables municipales se han comprometido a analizar la situación y estudiar una posible prórroga.
El centro siempre ha tenido bares pero en los últimos años se ha convertido en la zona de referencia del ambiente nocturno. El mayor empuje de la hostelería llegó en 2007. Solo en ese año abrieron 11 locales en el centro. Algunas calles, como San Juan, apenas mantienen comercio y la mayoría de sus espacios están ocupados con pubs.
La convivencia con los vecinos es muy complicada, por lo que solicitaron medidas para acabar con el ruido excesivo. La respuesta llegó en 2010, cuando el Ayuntamiento de Badajoz encargó un estudio del ruido.
Durante seis meses, una empresa tomó mediciones de distintos puntos del casco histórico. Finalmente instalaron cuatro sonómetros: en la calle Zurbarán, en la confluencia de la calle Arco Agüero y calle San Blas, en la calle Meléndez Valdés y en la calle Pizarro.
Los aparatos estuvieron instalados las 24 horas del día durante un periodo de 10 jornadas y el resultado fue positivo, era una zona saturada de ruido. El mayor nivel de sonido ambiental en estos cuatro lugares se registró en la madrugada del sábado al domingo.
El estudio no terminó ahí. Los técnico volvieron y colocaron más sonógrafos por cada calle para determinar cuáles eran los puntos más contaminados. Finalmente separaron el Casco Antiguo en dos zonas, la primera, entre Plaza de España y La Soledad, es la que más ruido soporta; y el resto se incluyera en la segunda, que también está saturada pero en menor medida.
Ante esta situación, el Consistorio prohibió que abriesen nuevos locales durante tres años. La medida no pretendía bajar la carga acústica de la zona, pero sí evitar que creciese. Los responsables municipales se comprometieron a poner en marcha otras medidas complementarias, como mayor control policial. Desde entonces, los agentes han realizado inspecciones para garantizar que todos los locales tenían la licencia correspondiente y que respetaban los horarios de cierre.
Pero el título de Zona Saturada de Ruidos va a caducar y hay miedo entre los residentes. El presidente de la asociación de vecinos, José María Soriano, solicita que el Ayuntamiento prorrogue la declaración y siga sin conceder licencias de ocio. «Ya hemos cumplido. Ya hay demasiados bares. Yo he sido uno de los defensores del ocio en el Casco Antiguo pero son demasiados», se queja el representante vecinal.
Soriano indica que espera una reunión con el alcalde de Badajoz, Francisco Fragoso, para tratar varios temas. Uno de ellos será el problema de los ruidos. En cuanto al Ayuntamiento, los responsables municipales han indicado a HOY que la Junta de Gobierno Local debatirá qué hacer cuando termine la declaración de Zona Saturada de Ruidos. No se descarta ninguna posibilidad.
Sigue el cigarrón
Para los que viven en la zona centro, el resultado de estos tres años de Zona Saturada de Ruidos ha sido desigual. «Está bien que no haya más bares pero los que hay ya son demasiados», se lamenta Francisca Maga, vecina de la calle Virgen de la Soledad. «Aquí hay días que no se puede dormir y no hay solución», se resigna esta residente.
La mayoría de los afectados están muy interesados en que se mantenga la Zona Saturada de Ruidos. «Qué horror», dice Paco Reynol al saber que el título caduca dentro de dos meses. «No pueden dejar que abran más bares. Si no hay sitio».
«Por favor que lo prorroguen o hagan lo necesario para que no haya más bares», dice este vecino que añade, eso sí, que el ruido sigue siendo un gravísimo inconveniente.
El problema es que la prohibición de abrir más bares, que debía mitigar el ruido, coincidió en el tiempo con la llamada ley antitabaco que impidió a los ciudadanos fumar en los bares. El resultado es el conocido como 'cigarrón', que consiste en salir fuera de los pubs a charlar mientras se fuma. Esto supone más gente en la calle y más ruido para los vecinos.
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