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JAVIER SÁNCHEZ PABLOS
Martes, 17 de septiembre 2013, 10:08
Isabel María Redondo, vecina de Ibahernando (a 16 kilómetros de Trujillo), tiene tres hijos. Dos estudian en un colegio concertado, y el tercero está en el instituto Francisco de Orellana, todos ellos en Trujillo. Ninguno fue ayer a clase. Tampoco lo hizo el hijo de Marta Antonia García ni el resto de jóvenes de esta población (520 habitantes), que deben desplazarse cada día a la ciudad trujillana para estudiar. Tampoco acudirán hoy ni mañana.
La misma medida de presión la están aplicando los padres de la población vecina de Robledillo de Trujillo (400 habitantes). En total son unos 50 jóvenes de las dos poblaciones que se quedan estos días en casa. 35 son estudiantes de Secundaria y van en el transporte escolar al Francisco de Orellana. El resto son estudiantes de Bachillerato o están en centros concertados.
A estos vecinos se les ha acabado la paciencia y todo por una polémica obra que dura ya tiempo. La carretera que une Ibahernando y Trujillo, propiedad de la Diputación cacereña, lleva dos años cortada. En un principio se prohibió el paso por unas obras de mejora de la calzada, de tal forma que desde entonces solo se puede circular por esta vía para acceder a las fincas colindantes.
Por caminos
Los vecinos de Ibahernando y Robledillo tienen que ir por vías alternativas para ir a Trujillo, centro administrativo de la comarca. Una de ellas es la que ha elegido hasta ahora el transporte escolar. Se trata de un camino vecinal que une Ibahernando y Santa Cruz de la Sierra, pero los padres consideran que se trata de una vía peligrosa porque tiene muchos baches y es muy estrecha (tiene menos de cinco metros de ancho). A ello se une a la poca visibilidad que hay en algunos tramos y a la maleza que cubre las cunetas e incluso invade la calzada.
Ante esta situación, los padres han querido protestar no enviando a sus hijos a clase y están recogiendo firmas para pedir una solución.
Ester Ruiz, una madre de de Robledillo, recuerda que el autobús lleva dos años yendo por ese camino vecinal. Por ello cree que la administración competente debería haber tomado cartas en el asunto. No entiende que las obras estén paradas y «sin saber por qué».
Los afectados están dispuestos a llegar más lejos si no son escuchadas sus reivindicaciones. Incluso a parar la autovía A-5. El alcalde de Robledillo, Juan José Anes, matiza que el problema no solo afecta al transporte escolar, sino también a cualquier otro servicio, como puede ser el de ambulancia.
Esta localidad tiene un problema añadido, la carretera que va a Santa Ana también está cortada hace un año por obras. El primer edil de Ibahernando, José Antonio Redondo, plantea por su parte la posibilidad de aprobar en pleno la prohibición de que pasen por esos caminos vecinales alternativos vehículos de gran tonelaje, como autobuses o camiones, salvo permisos especiales.
El vicepresidente segundo y responsable de Infraestructura de la Diputación cacereña, Saturnino López, recuerda que la mejora de la carretera está contemplada en el Plan Integral de la Red de Carreteras. Se han ejecutado las dos primeras fases y falta la tercera, que debería estar antes del 31 de diciembre. Añade que existe la previsión de que se reinicien las obras a finales de septiembre o principios del mes que viene, y que como muy tarde se acabe el 31 de octubre. Así se lo comunicó en una reunión a los alcaldes y salieron conformes, indica.
La Consejería de Educación aseguró que apela a la responsabilidad de los padres y que defiende la vía del diálogo para llegar a una solución.
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