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TANIA AGÚNDEZ
Jueves, 19 de septiembre 2013, 09:51
Gustavo tiene 14 años y cursa 3º de ESO en el Instituto Rodríguez Moñino. Como cada día a las 14.20 horas, cuando sale de clase sube al autobús escolar que le lleva hasta Las Vaguadas, barrio en el que vive. Pero desde que comenzó el curso el pasado día 12 Gustavo echa la vista atrás al subir al vehículo y se despide de Sergio, su hermano pequeño de 11 años que este año ha empezado a estudiar 1º de ESO en su mismo centro educativo.
Sergio no regresa a casa con su hermano. No puede utilizar este servicio porque, según han contado varios padres y madres a HOY, la Junta de Extremadura no ha ofertado este año plazas de transporte escolar para estudiantes de Las Vaguadas o la Dehesilla de Calamón que están matriculados en 1º de ESO en varios institutos de Valdepasillas. «Es una situación absurda que roza el ridículo. Este servicio se lleva prestando desde hace años y siempre ha funcionando con normalidad. Hasta ahora», coinciden las familias.
Los afectados critican que este cambio no haya sido comunicado con antelación a quienes han solicitado esta prestación. «Nosotros entregamos la solicitud en el mes de junio junto a la matrícula. Sin embargo, nos hemos enterado en la reunión de principio de curso que este transporte ya no estaba disponible para los niños que entran al instituto», explican Cecilia Castro, Esther Ruiz, Fátima Cortés y Anabel Marrón, madres de alumnos que asisten al Rodríguez Moñino y vecinas de Las Vaguadas.
Los padres perjudicados denuncian que esta medida se ha aplicado sólo para los alumnos del primer nivel de Secundaria, mientras que el servicio sí se ha mantenido para los antiguos usuarios estudiantes de 2º, 3º y 4º de ESO. «Es una desigualdad total para los niños que viven en una misma urbanización, como es el caso de Las Vaguadas o la Dehesilla de Calamón. Además, en el autobús en el que viajan los mayores quedan plazas por ocupar. Creemos que la Junta quiere ir eliminando la ruta y por eso no admite a escolares nuevos», destacan.
Los jóvenes de estas urbanizaciones acuden al Rodríguez Moñino, al Bioclimático y al Maestro Domingo Cáceres. En el primer y segundo centro han confirmado que la medida se está aplicando «por orden de la Administración Regional». De hecho, hay al menos 12 y 3 alumnos afectados respectivamente. Desde el tercer espacio educativo confirman que no hay estudiantes perjudicados porque los que necesitan este transporte (incluidos los de primer curso), lo usan con normalidad. «Hay desigualdad entre niveles y también entre institutos», se quejan las madres.
Esta situación genera molestias a las familias y ha alterado su rutina diaria. En la mayoría de ellas los dos padres trabajan y en muchos casos sus horarios son incompatibles con los del centro de enseñanza. «Desde Las Vaguadas hay más de 5 kilómetros de distancia. Estos institutos son los que los niños tienen asignados y la Consejería de Educación tiene que garantizar el acceso a estos espacios. Son niños de 11 años que no pueden venir solos desde tan lejos», señalan.
«Tenemos que estar pidiendo favores a nuestras empresas y vecinos para traer y recoger a nuestros hijos del instituto Rodríguez Moñino, en el que estudian 1º de ESO. A nuestra urbanización ni siquiera llega el autobús urbano, con lo que aún es peor. Tenemos menos opciones», manifiestan Victoriano Muñoz y Eva Fernández, vecinos de la Dehesilla de Calamón, ubicada a unos 8 kilómetros de Badajoz. HOY se ha puesto en contacto con la Consejería de Educación para aclarar esta circunstancia, pero no ha obtenido respuesta.
El panorama se complica más para las familias que tienen dos niños matriculados en el centro, uno en 1º de ESO y otro en algún curso superior. El mayor puede viajar en autobús escolar, pero el pequeño no. Es el caso de Cecilia Castro, Fátima Cortés y Anabel Marrón. «Desde que empezaron las clases estamos adaptando horarios, organizándonos y haciendo turnos para traer a los pequeños, porque trabajamos por las mañanas y nos resulta imposible. Es un centro de Secundaria, aquí no hay aula matinal ni comedor que nos facilite conciliar la vida familiar y laboral. Es un problema que nos urge solucionar porque nos está causando un trastorno muy grande», coinciden.
Por este motivo, varias afectadas se han puesto en contacto con el Negociado de Alumnos y Servicios Complementarios de la Delegación Provincial de Educación y con el Ente Público Extremeño de Servicios Educativos Complementarios. «Hemos llamado para informarnos y no nos dan solución, porque nos han dicho que son directrices que vienen de arriba. No nos ha quedado más remedio que poner varias reclamaciones», aseguran.
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