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CELIA GUERRA
Sábado, 21 de septiembre 2013, 12:10
Con una gran cuchara de madera, los propietarios de los locales de la calle Moret untaban ayer los últimos trozos de pan con patatera. Ayer todo fue a lo grande. El bocata gigante medía aproximadamente unos 180 metros de largo, unía los dos extremos de la vía a la vez que la separaba en dos márgenes, y contenía unos 60 kilos de patatera sociable de Malpartida de Cáceres (mezcla entre patatera picante y dulce). Desde las 9 de la mañana, los colaboradores de esta iniciativa se dieron cita para comenzar a partir las barras y distribuirlas por las mesas. Junto a todos ellos, algunos alumnos de PROA, que ayudaron a cortar el pan. Las porciones fueron de unos seis centímetros y según Marcela Manzano, gerente del Hotel Alfonso IX, se repartirían unas 3.000. Cada una de ellas costaba un euro, un donativo solidario que fue de manera íntegra al Banco de Alimentos.
La idea surgió dentro de la cadena de actividades, 'Moret se mueve', que desarrollan los empresarios de la zona para atraer a más público a este punto de la ciudad. Si en mayo hubo conciertos y el pasado agosto un mercado de frutas y hortalizas, ayer el protagonista fue un bocata enorme. Los curiosos no paraban de echar fotos antes incluso de estar terminado. Los turistas preguntaban asombrados por la patatera y otros, con prisa, no pudieron esperar a las 14,30 para degustarlo. Antes de que llegase la hora, hubo quienes contribuyeron con la causa sin coger su porción. Fue el caso de Diana Viudas, a la que a pesar de gustarle la patatera, no pudo esperar, pero aportó su euro.
Alfonso Vegas, voluntario del Banco de Alimentos paseaba la hucha por la travesía. Había un goteo constante de dinero. «Es una buena labor y algo curioso que ayuda además a nuestra entidad», afirma Vegas. Charo Rodríguez y su marido venían de Orense. No habían probado nunca la patatera y se quedaron a degustarla. De más lejos, exactamente de Canadá, llegaba Florín, quien con la boca medio llena decía que le «gustaba mucho».
La alcaldesa, Elena Nevado, cortó el primer trozo del bocata y minutos antes de hacerlo comentó que le encantaba la patatera «en todas sus modalidades». Además de la aportación monetaria, con un kilo de alimentos también se podía probar una ración. El mes que viene, la calle Moret volverá a movilizarse, pero esta vez para descubrir una placa en honor al personaje que les da nombre, el ilustre Segismundo Moret.
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