García Aracil apela al compromiso y la fidelidad eclesiástica en la ordenación de tres sacerdotes

El arzobispo de Mérida-Badajoz, Santiago García Aracil, presidió ayer en la Catedral de Badajoz una solemne eucaristía que se celebró con motivo de la ordenación de tres nuevos sacerdotes. Domingo Sánchez, de 25 años y natural de Santa Marta de los Barros; Jesús Orellana, de la misma edad y procedente de la localidad de Hornachos; y Tony Kiely, de 44 años procedente de Inglaterra, fueron ordenados ayer sacerdotes. Estos tres nuevos presbíteros, que se han estado formado y preparando durante los últimos seis años en el seminario diocesano San Atón, estuvieron arropados por numerosos familiares y amigos durante la ceremonia que conmemoró este acto.

Durante la misma, García Aracil apeló en varias ocasiones al compromiso, la obediencia y fidelidad tanto a la Iglesia como a la labor que asumen con esta ordenación. «A partir de ahora debéis desarrollar vuestras funciones con un profundo sentido eclesial. De la misma manera, debéis respeto y obediencia a este arzobispo y a mis sucesores», destacó.

Al convertirse en curas, estos jóvenes ya pueden llevar a cabo las principales tareas sacerdotales, entre ellas la predicación del evangelio, la celebración de los sacramentos y el gobierno pastoral.

«Con esta ordenación, los presbíteros expresan su voluntad de desempeñar este ministerio. También tienen que estimular una relación fuerte con la comunidad a la que atienden», afirmó el obispo durante el transcurso del oficio religioso.

En la ceremonia también estuvieron presentes el obispo de Plasencia, Amadeo Rodríguez Magro, y el de Coria- Cáceres, Francisco Cerro. Este acto coincidió con la conmemoración de las bodas de oro sacerdotales de Santiago García Aracil. El arzobispo de Mérida-Badajoz también fue homenajeado por los asistentes por el 50 aniversario de su ordenación como sacerdote.

Además de las felicitaciones de la provincia eclesiástica, durante la homilía se leyó una carta del Papa Francisco en la que repasaba su intensa trayectoria eclesiástica.

García Aracil recibió un tríptico que mostraba las imágenes de la Virgen de Guadalupe, San Juan Bautista y Santa Eulalia de Mérida, Patrona de la Juventud.