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C. NÚÑEZ
Domingo, 22 de septiembre 2013, 02:12
Carlos Pajuelo es psicólogo, orientador en un equipo psicopedagógico de la Consejería de Educación y Cultura y profesor en el departamento de Psicología y Antropología de la Universidad de Extremadura. Aporta una visión profesional de este proceso, e invita a los padres a que «vendan» de una manera positiva su entrada en el colegio. «Hay que motivarles», señala. Cree que estos periodos «son un descontrol para los padres porque somos esclavos de nuestros tiempos, pero un periodo de adaptación hace mejor la entrada de los niños a la escuela».
Los padres tienen que tutelar este periodo y estar muy atentos a las reacciones de sus hijos. No solo el llanto es sintomático de algo negativo, sino la pérdida de apetito y los problemas para conciliar el sueño. Para el colegio también tiene sus beneficio, que son, sobre todo, establecer una relación en la que los niños se sientan seguros.
También insiste en la importancia de que este periodo sea personalizado. Apunta que hay niños, normalmente los que han acudido a escuela infantil, a los que resulta más sencillo adaptarse, y este periodo se les puede hacer incluso largo. Como contrapartida, se da el caso contrario, que hay niños a los que esos quince días se les hacen cortos, y necesitarían algo más.
Lanza también la reflexión sobre los horarios escolares. «Un niño de tres años se tira cinco horas en la escuela, igual que un niño de doce». Tal vez habría que plantearse también horarios menos standard, es decir, menos hechos con molde en función de un molde del colegio y más ajustados al proceso psicológico y pedagógico de cada edad.
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