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LUIS EXPÓSITO
Domingo, 22 de septiembre 2013, 10:15
Tres milímetros. Esa es la distancia que separa a los productores e industriales del ibérico extremeño de tener en vigor la ansiada norma de calidad que esperan que alivie en la medida de lo posible la delicada situación que están atravesando.
Esa ley, aprobada después de largos meses de negociaciones entre el Ministerio de Agricultura y los estamentos afectados, recoge entre otras una de las pretensiones básicas de Extremadura. Se trata de que se contemple en el etiquetado de las piezas (jamones, lomos.) el porcentaje de pureza racial del animal.
Con ello se preserva de alguna manera la calidad del producto, ya que el comprador sabrá distinguir mejor lo que está adquiriendo. Ahora, la reivindicación es que entre en vigor cuanto antes.
En el artículo 4, apartado 4 a) del anteproyecto de ley se indica que el porcentaje de pureza tiene que aparecer en la etiqueta con un mínimo de tres milímetros.
El pasado 11 de agosto finalizaba el plazo legal (llamado técnicamente 'status quo') que la Unión Europea tiene para pronunciarse sobre esta norma por si considera que es contraria al derecho comunitario.
Fuentes del Ministerio de Agricultura confirmaron a HOY que Bruselas realizó una objeción. En su legislación no se recogen limitaciones de tamaño en las etiquetas de los productos alimenticios, con lo que este artículo 4 podría ser contrario a la normativa europea.
Por eso, la UE ha pedido al Gobierno de España una aclaración, lo que amplía de manera automática ese plazo de estatus quo durante tres meses más. Es decir, que como muy pronto la norma de calidad podría entrar en vigor a finales de noviembre, da igual que dé su brazo a torcer la UE o se cambie la ley española.
Javier Solano, miembro de la Asociación Extremeña de Productores de Ibérico, critica que el ministerio prometió en un primer momento publicar la nueva legislación antes del mes de julio.
El departamento que dirige Miguel Arias Cañete asegura ahora que la intención es aprobar la norma en Consejo de Ministros en cuanto sea posible, y siempre en este mismo año. Otras fuentes afirman que podría ser en la reunión que se celebre el viernes 15 de noviembre para que se pudiera publicar en el Boletín Oficial del Estado al día siguiente.
Prisas
Mientras tanto, el sector dice que no puede esperar mucho más. A la falta general de consumo derivada de la crisis económica, los productores se enfrentan con su propia crisis, derivada de la especie de burbuja económica vivida hasta mediados de la década pasada. Debido a la rentabilidad del negocio, se metieron en él muchos nuevos empresarios que hicieron aumentar la oferta de animales y con ello propiciaron una bajada de los precios.
Mucho más grave era aún la competencia desleal de otros territorios. Regiones sin tradición en este sector, como Cataluña o Murcia, empezaron a criar cerdos ibéricos, o animales que se hacían pasar como tales. Incluso se acusó a Guijuelo, uno de los epicentros de este negocio, de relajar sus controles de calidad y empezar a vender como animales en extensivo (criados en dehesa comiendo bellotas) cochinos que realmente habían crecido encerrados en naves y alimentados de pienso.
El epílogo de esta situación es bien conocido, según la asociación de criadores Aeceriber, el número de cerdos ibéricos en extensivo ha caído a la mitad desde el año 2008.
El retraso de la norma de calidad genera además otro problema añadido. Dado que entrará en vigor después de que arranque la presente campaña de montanera, cuando los guarros entran en el campo para alimentarse de bellotas, es muy probable que haya que modificar la disposición adicional transitoria de la ley que establecía un máximo de un cerdo por hectárea en esta campaña 2013/2014.
Este era otro de los caballos de batalla de Extremadura. Limitar el número de animales en la dehesa beneficia a la calidad y a aquellas regiones que la promueven porque tienen más espacio para hacerlo, especialmente la región extremeña, el oeste de Andalucía y el sur de Salamanca.
Lucía Maesso, presidenta de Aeceriber explica por su parte que si la norma entrara en vigor antes del 1 de noviembre los productos que se hagan con los animales que entren luego en el campo podrían acogerse al nuevo etiquetado, lo que aumentaría la transparencia y la posibilidad de regular el mercado.
Además está será una montanera con perspectivas muy buenas, por cuanto el número de cochinos es muy reducido.
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