Borrar
(De izquierda a derecha) Jesús, Domingo y Tony pasean por las instalaciones del Seminario de Badajoz. :: HOY
De camino al sacerdocio
BADAJOZ

De camino al sacerdocio

Tras superar seis años de formación en el Seminario de la capital pacense y desempeñar durante nueve meses las funciones de diácono, Jesús, Domingo y Tony se han convertido en curas La Catedral de Badajoz acogió el sábado la ceremonia de ordenación sacerdotal de tres jóvenes

TANIA AGÚNDEZ

Lunes, 23 de septiembre 2013, 09:20

La vida de una persona puede ir encaminada en diferentes direcciones, pero Jesús (25 años), Domingo (25 años) y Tony (44 años) han decidido dedicar la suya a Dios y a acercar su mensaje a la sociedad. Estos tres seminaristas, que siguen desde hace tiempo el camino marcado por la Iglesia, han dado un paso más, un avance que les aproxima más a su sueño: ser sacerdotes y poder realizar una función pastoral.

Tras superar seis años de estudios y formación eclesiástica en el seminario metropolitano San Atón y desempeñar durante nueve meses la labor de diácono, Jesús, Domingo y Tony fueron ordenados sacerdotes el pasado sábado. La Catedral de Badajoz acogió la ceremonia que estuvo presidida por el arzobispo de Mérida-Badajoz, Santiago García Aracil, quien celebró el 50 aniversario de su ordenación sacerdotal.

Los tres coinciden en destacar el significado especial que tiene este momento, esperado y deseado por ellos desde hace tiempo. «Es dar respuesta a lo que tantos años hemos buscado y querido», coinciden.

Al convertirse en curas, comienzan una nueva vida en la que llevarán a cabo las principales tareas sacerdotales, entre ellas la predicación, la celebración de los sacramentos y el gobierno pastoral. Un trabajo para el que todos manifiestan tener vocación. Domingo estará al frente de la parroquia de Los Santos de Maimona, Tony ejercerá en Villafranco del Guadiana y Jesús ha sido destinado a Valverde de Llerena y Reina. «Consiste en servir a Dios y dedicar nuestra vida a la difusión de su palabra. Otro aspecto fundamental es ayudar a los demás», afirman.

Aunque todos pertenecen al seno de una familia religiosa y sintieron pronto la llamada de la fe, cada uno tuvo una razón distinta para escoger este camino. En el caso de Tony Kiely, de Inglaterra, la elección la hizo en España. Vino de turismo y se quedó para unir su vida a Dios de manera definitiva. Recaló en Badajoz hace 12 años. Quería conocer el país y aprovechó sus vacaciones para visitar la capital pacense. Cuenta que la cultura, la gastronomía, el modo de vida y la gente le apasionaron tanto que se quedó a vivir. Durante los primeros tres años estuvo trabajando como profesor de inglés y después entró en el seminario. «Siempre he querido convertirme en sacerdote, pero ha sido aquí donde he empezado de verdad mi trayectoria sacerdotal. Conozco perfectamente cómo es la Iglesia en Inglaterra, en Irlanda y en España. Aquí hay muchos creyentes pero pocos practicantes. Este no es mi país de origen, pero estoy contento y dispuesto a servir aquí», señala.

Por su parte, Jesús Orellana, de Hornachos, explica que desde pequeño ha sido una persona creyente, algo que fue consolidando y reforzando con la edad. «De niño tenía el mismo interés en la religión que cualquier otro chico. Fue en mi adolescencia, al morir mi padre, cuando algo se removió dentro de mí. El dolor me hizo acogerme a la fe y así descubrí que el Señor me pedía algo más. Entonces me planteé ser sacerdote».

En cambio, Domingo Sánchez, de Santa Marta de los Barros, se vio motivado por la labor que hacía el sacerdote con el que estuvo en contacto durante su adolescencia. «Tanto él como los catequistas nos acompañaban a las actividades y nos enseñaban sin esperar nada a cambio. Su experiencia me impactó y por esta razón me interesé y me dirigí más al Señor. Creció mi relación con Dios», sostiene.

Esta determinación marcará su día a día para siempre, un destino que poco o nada tiene que ver con el de la mayoría de las personas de su misma generación. Por eso cuando hacen pública su inquietud e interés por este mundo, la reacción de su entorno es distinta y variada. Todos han encontrado el apoyo y la compresión de sus familiares. «A los padres y hermanos no les impresiona porque ya saben cómo eres y lo que quieres. Se alegran por ti, porque vas a hacer lo que deseas y lo que te hace feliz», apuntan.

Sin embargo, la actitud de amigos y conocidos es diferente. Lo más común es la sorpresa y el asombro. Pero hay quien se ha topado también con el rechazo y la incomprensión. «Hay gente que se lo toma con alegría y te da ánimos, porque te ven contento. Pero también hay amigos que no lo entienden y se alejan de ti. Te ven como un bicho raro. Con los años, muchos se han dado cuenta de que uno no cambia su manera de ser por ordenarse sacerdote y que todo eran prejuicios», asegura Jesús Orellana. «Algunas personas me preguntaban si tenía algún problema», añade Domingo.

Sacrificios

Para llegar al momento de ordenarse sacerdotes todos han tenido que pasar por un intenso y largo periodo de formación. «El camino es muy grande y hay mucho tiempo para reflexionar, pero merece la pena», concreta Tony. «Ha sido una bonita experiencia y he aprendido mucho», agrega Jesús. «Con lo que aprendemos durante todo este periodo de tiempo, uno le da contenido a lo que siente: encuentra el sentido, pero también la razón», especifica Domingo.

Sin embargo, lo que más llama la atención de la sociedad es la capacidad de compromiso y vocación que demuestran estas personas con la religión, ya que al ordenarse prometen obediencia, pobreza y castidad para el resto de sus vidas. Para unos es un gesto excepcional y para otros es un gran sacrificio. En cambio, para ellos forma parte del estado natural en el que escogen vivir.

«Nosotros vivimos con normalidad. Somos personas normales a las que nos gusta el deporte, la música, entre otras cosas. Únicamente hemos optado por conocer más a Jesús y trabajar para acercarlo a los demás», insiste Tony.

«Muchas personas ven este camino como duro, difícil y abnegado, pero no es así. Cualquier decisión o destino que escoges implica algún sacrificio. Si decides casarte, tener hijos y formar una familia también tienes que renunciar a otras cosas. En nuestro caso, nos entregamos al pueblo. Ese es nuestro compromiso. Somos una gran familia. No veo esta decisión más sacrificada que otra», asegura Jesús.

En esta misma línea se expresa su compañero Domingo, que resalta que cualquier profesión, actividad, trabajo o papel social requiere esfuerzo y exigencia. «No me alejo de nada eligiendo este camino. No dejas cosas para tener menos libertad, sino que te desprendes de cosas porque te hace mucho más libre. No me siento limitado, al contrario, cada vez soy más libre porque necesito menos para ser feliz», concluye Domingo.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

hoy De camino al sacerdocio