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CRISTINA NÚÑEZ
Lunes, 23 de septiembre 2013, 10:13
En la tranquilidad del barrio de Mejostilla, Luis Rosado (Cáceres, 1956) tiene su hogar y su centro de creación, todo en uno, como para no perder la conexión entre su faceta como artística y como persona. No hay muros ni diques. Allí, en el patio de un adosado, muestra su herramienta fundamental de trabajo, el tórculo, con la que da forma a sus grabados, uno de los formatos que más alegría le han dado a este autor, al que le definen también otras cosas: su trabajo como Policía Local y que durante ocho años elaboró el dragón de San Jorge. También era su seña de identidad una larga barba que se ha quitado porque, según confiesa, no le gustaba a su madre.
Ahora atraviesa uno de esos momentos de buena estrella que desea todo creador. Recientemente ganó el VIII Premio Internacional de Arte Gráfico Jesús Núñez, que organiza la Diputación de La Coruña, dotado con 6.500 euros y una exposición en la Fundación Centro Internacional de la Estampa Contemporánea (CIEC). Su obra ha sido seleccionada entre los 235 trabajos presentados. Además, de forma paralela, expone su trabajo en la galería José Rincón de Madrid.
-El jurado valoró, sobre todo, la mezcla entre una propuesta artística de vanguardia pero hecha con una técnica tradicional...el tórculo es su herramienta estrella
-El tórculo es una herramienta necesaria para hacer una obra gráfica, pero la estrella son los materiales y la idea que tú tengas para llevarla a la práctica. Yo he hecho una xilografía porque últimamente estoy trabajando con esa técnica.
-¿Por qué el grabado? Su persona se identifica con el grabado.
-Bueno, pero mi curriculum es muy variado. Hay obra gráfica, pero también hay pintura y escultura. Yo empecé por la escuela de Bellas Artes de la mano de Narbón, pero he pasado por muchas disciplinas, también por modelado, dibujo o pintura. Yo estoy a caballo entre lo que es el grabado y es la pintura. En función de lo que quiera expresar utilizo una técnica u otra.
-¿Y esa vocación artística de dónde procede?
-Desde siempre, desde que empecé a hacer los primeros dibujos de la enciclopedia 'Álvarez'. A los 13 o 14 años me dieron un premio los de Caja Extremadura, estaba Narbón de jurado. Fue el primer premio, pero no suelo presentarme a muchas de ellas. También tarde mucho en exponer. La primera fue en el año 88, en la sala de arte 'El Brocense', me daba mucho corte exponer la obra y Narbón me animó. A raíz de esa exposición me planteé hacer exposiciones cada vez que tuviera obra. Me dieron el premio de la Insitución Cultural el Brocense, el premio Indalecio Hernández, he expuesto en la fundación CIEC, un sitio de referencia.
-Parece una persona muy discreta, pero imagino que para un autor exponer supone salir a la palestra y recoger frutos.
-Si, es muy importante. Tú creas para ti, pero también te guste que la juzgue el público.
-Su obra es abstracta fundamentalmente.
-Sí, pero también es figurativa. Hay un momento en el que tengo que hacer un compás de espera y hago alguna figuración, algo relacionado con la ciudad monumental, con la figura humana o con la tauromaquia, que también me interesa mucho. Un sitio donde me gusta mucho ir es a chatarrerías, buscando a ver qué encuentro. La obra ganadora es una abstracción geométrica. Fue de una manera un poco accidental, me encontré unas planchas de acero, con una capa muy fina de un material plástico en una montaña de chatarra. Son retales de puertas que entinté y pasé por el tórculo y estampé. Ahí vi un mundo de posibilidades. A veces la creación es solamente un accidente. Tu cabeza está a ver qué encuentra.
-¿Cómo ve el panorama artístico en la ciudad? Hay iniciativas como La Bienal de Grabado que son interesantes.
-Lo que pasa es que hay promocionarlas. No tiene sentido dar un premio de 8.000 euros si no lo difundes a la gente. Hay que ir a Estampa, la feria de arte múltiple, que se celebra en Madrid y dar este premio a conocer.
-¿Qué piensa de iniciativas como Foro Sur y su nuevo formato?
-Empezó como una feria de galerías, y ahora está más enfocado a los talleres. Extremadura no tiene mercado para el mundo del arte. También se tiene que aprovechar el potencial que se tiene dentro del ámbito local, como la escuela de Bellas Artes Eulogio Blasco.
-Es usted Policía Local. ¿Cuadran ambas facetas?
-Bueno, lo de Policía fue también circunstancial, una forma de ganarme la vida, antes de trabajar de Policía trabajé en un zoológico en La Rioja. Yo siempre he querido vivir en Cáceres. Mi trabajo me permite pagar mis gastos y, en el arte, no tener que hacer cosas más comerciales. Hago lo que quiero.
-¿Se arrepiente de haber tomado esa decisión en cuanto a las oportunidades artísticas y la vida?
-Para nada. Estoy casado, tengo dos hijos maravillosos, tengo amigos, familia. Para mi Cáceres es la ciudad ideal.
-¿Y el futuro para la ciudad como lo ve?
-Me da mucha pena por la gente joven. Lo veo en mis hijos, tienen que salir fuera porque el futuro está muy mal. Es una ciudad ideal si tú tienes un trabajo asegurado. No requiere mucho, no necesitas desplazarte con el vehículo si no quieres, pero tienes que tener unos mínimos y la gente joven no tiene esos mínimos. En el plano artístico faltan muchas cosas, infraestructuras para poder hacer el trabajo.
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