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P. CALVO
Miércoles, 25 de septiembre 2013, 11:27
El centro penitenciario de Cáceres reúne en su interior a 534 reclusos. Es una cifra ligeramente más alta que la del año pasado (512), y obedece principalmente, según explicó ayer el director de la cárcel, José Pedro Rejas, al aumento de las condenas relacionadas con la seguridad vial y la violencia de género, principalmente el incumplimiento de órdenes de alejamiento.
«Tenemos más reclusos pero no es consecuencia de la crisis porque haya por ejemplo más hurtos», señaló Rejas a este diario al término de los actos oficiales con motivo de la fiesta de la Merced, patrona de Instituciones Penitencias. «Son condenas pequeñas, de poco tiempo, porque están creciendo delitos contra la seguridad vial, personas a las que se les ha retirado el carné pero sigue conduciendo, por ejemplo, y las órdenes de alejamiento que no se cumplen. De esto hay mucho», reconoció.
Por segundo año consecutivo, la fiesta de la Merced se celebró en la sede de la Subdelegación del Gobierno (antes, el obispo de Coria-Cáceres, Francisco Cerro, ofició una misa en el centro penitenciario, con participación de reclusos), donde además de las intervenciones de autoridades, se reconoció a funcionarios y técnicos que trabajan con los internos en el centro de Cáceres. Asistieron Lázaro Lubián y María Ángeles Babiano, además del psicólogo Óscar Herrero y del educador Marcos Marcos, que recogieron diplomas y medallas honoríficas.
Rejas sugirió ayer, precisamente, que los trabajadores de instituciones penitenciarias están sufriendo también las consecuencias de los recortes. «Manifiestan su queja, porque están en su derecho, pero sin merma alguna de la eficacia laboral», precisó.
Aunque ha subido el número de reclusos, ha bajado bastante respecto al último año la cifra de internos en el Centro de Inserción Social (CIS) existente junto a la cárcel, que ha pasado de 64 a 30 internos. Tiene una capacidad para 108 personas. También han descendido los condenados que se encuentran en libertad condicional, de 128 a 98.
Asimismo, el director de la prisión se mostró satisfecho del funcionamiento de los dos módulos de respeto con los que se cuenta, una fórmula que fomenta la convivencia. Rejas añadió, en resumen, que han bajando los incidentes dentro de la cárcel cacereña y además los que se producen son de menor gravedad.
«No podemos perder de vista a la víctimas, pero trabajamos para recuperar a quienes puedan recuperase», afirmó durante su intervención, precedida de la alocución de la subdelegada del Gobierno.
Jerónima Sayagués recordó ayer la vocación de reinserción del preso que inspira el sistema penitenciario español. «Hay quienes han delinquido por necesidad, por inexperiencia, por errores que hoy no repetirían», aseguró.
No han trascendido novedades, sin embargo, respecto al edificio de la avenida Héroes de Baler que albergó la cárcel de Cáceres desde los años treinta hasta marzo de 2000. A partir de ahí se utilizó hasta 2008 como centro de inserción social hasta la construcción del nuevo edificio. Su estado de deterioro es evidente, pero no se conocen avances en la decisión del Ministerio del Interior de intervenir en él o destinar la parcela a usos urbanísticos, como recoge un convenio de 1992. El inmueble se encuentra dentro del Catálogo municipal de bienes protegidos y se han barajado varios usos culturales para el mismo, sin que prosperase ninguno
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