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E. F. V.
Domingo, 29 de septiembre 2013, 11:37
Los vecinos de la avenida de Málaga tratan de recuperarse del susto que vivieron el viernes al mediodía cuando dos jóvenes conocidos en la barriada intercambiaron varios disparos junto a la vivienda de unos de ellos.
Aunque no han trascendido los detalles de la investigación, todo hace suponer que el enfrentamiento se produjo cuando uno de los participantes en la reyerta comenzó a disparar contra la vivienda del otro. Como respuesta, el joven que era objeto de los disparos salió a la calle armado con una escopeta de aire comprimido que lanza bolas de plomo o balines de pequeño tamaño.
El Cuerpo Nacional de Policía ha confirmado que el único herido fue el joven que utilizó la escopeta de aire comprimido, quien recibió un disparo de postas que le alcanzó fundamentalmente en las piernas, aunque también en el cuerpo.
Una ambulancia lo trasladó al hospital y horas después fue dado de alta porque sus heridas eran superficiales, según confirmó el Servicio Extremeño de Salud.
Un testigo ha explicado que los agentes que se desplazaron a zona localizaron la escopeta de aire comprimido, pero no la de postas, por lo que se supone que fue ocultada en los minutos siguientes al suceso para evitar que la Policía pudiera encontrarla.
Una calle conflictiva
No es la primera vez que la avenida de Málaga se ve sacudida por un suceso de este tipo. La zona en la que se realizo el intercambio de disparos está a pocos metros de la vivienda en la que se produjo hace doce años un crimen que aún es recordado por los vecinos.
Entonces perdió la vida José Alegría, un hombre de 78 años de origen portugués que apareció muerto en su cama con un profundo corte en el cuello y varias heridas en la cabeza causadas con un hacha, un cuchillo y un martillo.
La investigación permitió averiguar que el crimen fue cometido por un joven afectado por un retraso mental que fue condenado a pasar un mínimo de 16 años ingresado en un hospital psiquiátrico.
Tras el tiroteo del pasado viernes, el vecindario guarda silencio, pero los residentes no ocultan el temor que sienten.
«No nos atrevimos ni a salir a la calle cuando escuchamos los disparos. Estas cosas dan mucho miedo», afirmó una vecina que prefirió ocultar su identidad para evitar problemas.
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