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:: JONÁS SÁINZ
Lunes, 30 de septiembre 2013, 11:18
Yo no aguanto este sindiós! ¡No señor! ¡Me cago en el misterio!» Fuera de sí, el cabo Gutiérrez ('Saza') dispara al sol que, contra natura, ha empezado a salir por poniente. Es la última y memorable escena de una película en la que casi todas las escenas lo son. La editorial riojana 'Pepitas de calabaza' rinde homenaje a una de las obras de culto del cine español publicando el guión original escrito por José Luis Cuerda en 1988, pero con anotaciones actuales. 'Amanece, que no es poco', al cabo de 25 años, amanece otra vez.
«Parece lo de siempre y es lo nunca visto», anuncia el editor Julián Lacalle, uno de los muchos amanecistas devotos de ese descacharrante pueblo regido por la ley del disparate, donde la Guardia Civil vela por que los borrachos beban su alcohol preferido, hasta la ebriedad absoluta; donde los amantes han de gozar los coitos por igual y los delincuentes deben confesarse y poner en paz su alma antes de entregarse a las autoridades terrenales; un municipio ejemplar donde se celebran elecciones cada año para elegir los cargos de alcalde, cura, maestro, puta, marimacho en periodo de prueba, seis adúlteras...
El mismo pueblo en el que Cuerda, que un año antes había alcanzado el que sería uno de sus mayores éxitos con la deliciosa 'El bosque animado', desplegó un talento único con una libertad irrepetible: «Se me presentaba la oportunidad -explica en el libro- de hacer en términos absolutos lo que quisiera, una inclinación sin freno hacia la autenticidad más auténtica que pudiese encontrar en mi misma autenticidad». El volumen contiene un prólogo del propio José Luis Cuerda contextualizando el origen de su película más personal y un documento fundacional titulado 'Ab urbe condita' que, según Lacalle, «no es otra cosa que el jugosísimo proyecto original, un texto que Pepe redactó allá por el año 1984 como punto de partida a una serie de televisión y que no tiene ni una sola letra de desperdicio».
Inviable como película
Porque 'Amanece que no es poco' iba a ser inicialmente una serie. Pero en TVE no lo vieron viable y aconsejaron a Cuerda hacer algo en la línea de la popular 'Crónicas de un pueblo', un proyecto que terminó por no fructificar. Solo después de 'El bosque animado', y con Pilar Miró como directora general, pudo al fin realizar la película. «Aquello -confiesa el cineasta- me facilitó dos hechos medulares en mi vida: mi primer contacto con Rafael Azcona, indispensable y gozoso, y hacer a partir de entonces, en el terreno profesional, lo que me diera la gana».
Eso incluía -confiesa Cuerda en el jugoso anecdotario- rodar «la tal película», tan deudora de su infancia, en su tierra. Concretamente, en los pueblos serranos, muy alejados del tópico albaceteño, de Ayna, Liétor y Molinicos. «Por raro que pueda parecer, alguno de los disparates de 'Amanece...' los he oído de primera mano. El porqué de los hombres que nacen en la tierra es algo que he tenido muy presente cada vez que he hablado de alguien muy enraizado en su tierra. La imagen física de eso es una persona sembrada».
Las notas con que el director ha enriquecido ahora aquel viejo guión aportan detalles sobre el casting de «los habitantes del amanecer» hasta configurar lo que su admirado Berlanga reconoció como «el mejor reparto de la historia del cine español»: 94 actores con frase, la mitad profesionales y otros tantos amateurs de la zona, así como 120 figurantes entusiastas de las turgentes formas de Fedra Lorente y de la simpatía de Gabino Diego.
En las páginas también se descubre la predilección de Cuerda por las parejas formadas por Luis Ciges y Resines, por un lado, y 'Saza' y Cassen, por otro. O los papeles de Manuel Alexandre, Miguel Rellán o el disconforme Cascales, interpretado por Quique San Francisco. O curiosidades como que Cuerda ofreció a Serrat el papel de guardia civil para que hiciera pareja con Ovidi Montllor en benemérito homenaje a la Nova Cançó, pero que no pudo ser porque Joan Manuel estaba de bolos... Secretos inéditos y anécdotas sobre el rodaje en aquel verano del 88 «para que cualquier fan, presente o futuro -como puntualiza el editor-, goce con este libro un poco más, si cabe, que con la película».
«Lo mío -resume Cuerda-, es mi firme creencia, no es surrealismo, sino pegarle un revolcón a la lógica, fajarse con ella cuerpo a cuerpo y retorcerle el pescuezo hasta que vomite sus últimos argumentos. Para mí, 'Amanece, que no es poco' es el compendio de muchos asuntos sobre los que vale la pena reflexionar y, burlando, reírnos de ellos».
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