Borrar
Aurora busca los restos de sus hijas
BADAJOZ

Aurora busca los restos de sus hijas

Enterró a cinco hijos, pero en el cementerio sólo tienen localizados a tres. La madre sospecha que a una la han exhumado sin permiso y otra no consta en el registro

A. GILGADO

Martes, 8 de octubre 2013, 15:47

Aurora Fernández tiene una espina clavada desde hace décadas. A sus 63 años, quiere sacársela, pero no va a ser fácil. Tuvo cinco hijos entre 1971 y 1980, pero todos fallecían por una enfermedad congénita y se enterraron en sitios distintos del antiguo cementerio de San Juan. Ahora quiere reagrupar los restos de los cinco hermanos, pero se ha encontrado con un rompecabezas donde faltan dos piezas.

Su primera hija, María Jesús Pérez Fernández, nació el 11 de julio de 1971 y murió el ocho de agosto. Al año siguiente, en noviembre de 1972, dio a luz a su segunda hija, también le pusieron María Jesús y se volvió a repetir la historia. La enterraron antes de la nochebuena.

En el 74 vino Susana, en el 76 Javier y en el 80 Aurora, pero ninguno pasó de los seis meses. «Esto no se supera, se aprende a vivir con ello», recuerda ahora cuando echa la vista atrás. Acaba de salir de una enfermedad que casi le deja en silla de ruedas y ha retomado su lucha por reagrupar a sus hijos.

Todavía arrastra secuelas por el dolor, pero ya puede moverse sin problemas y ha vuelto a las visitas al cementerio. Después de ocho años, en julio pasado, cuando volvió a San Juan se percató que una tumba, la de Susana, ya no estaba.

En septiembre fue a las oficinas municipales del pasaje de San Juan a buscar alguna explicación y el lío, lejos de resolverse, se complicó aún más. En la oficina le dijeron que los restos de Susana se exhumaron en el año 1985. Para Aurora esta versión no tiene pies ni cabeza. En primer lugar porque nunca lo autorizó y en segundo porque ella siguió visitando muchos años después del año 85 la sepultura y, si en ese año hubieran cambiado algo, lo habría notado.

Tampoco nadie le ha sabido decir dónde se han trasladado los restos que estaban allí. Insistiendo y la segunda versión que le dan desde el Ayuntamiento es que se exhumaron porque se deben renovar cada cinco años y ella sólo lo hizo dos veces.

Esta respuesta tampoco le cuadra. Jura y perjura que nunca renovó nada porque no lo sabía, pero aún dando por buena la versión oficial, las cuentas no salen. Susana tendría garantizada la sepultura durante quince años y si murió en el 74, la exhumación no le correspondería hasta el 89 y no en el 85, como viene en la documentación.

La concejala encargada de cementerios, Dolores Beltrán, tampoco le ha sabido sacar de dudas.

Beltrán le insiste a la madre que los restos los sacó alguien de la familia. «No tiene sentido que me diga que hice algo que sé muy bien que no he hecho», enfatiza.

Pero la sorpresa no acaba con los restos de Susana. Al misterio se suma ahora lo de otra de sus hijas.

La concejala se comprometió a estudiar el expediente y cuando revisaron su caso le comunicó que en teoría, a su segunda hija María Jesús, fallecida en 1972, nunca se le dio sepultura en Badajoz.

En los registros sólo se refleja que Aurora tiene enterrados aquí cuatro hijos, aunque ella dio a luz a cinco y de todos guarda su certificado de defunción expedido por la funeraria Correa en donde figura la fecha de nacimiento, la de defunción y la firma correspondiente del médico.

Aurora cree que este segundo caso puede resolverse porque los restos de María Jesús siguen en el mismo sitio donde se depositaron hace 40 años. Aunque en el registro del cementerio no conste (en la tumba no figura nombre alguno, sólo un número), ella es consciente de que su hija está allí enterrada. Bastaría un estudio genético para confirmarlo. Pero ahora debe autorizarlo el Ayuntamiento.

La madre alberga la esperanza de que al final pueda reagrupar a María Jesús con el resto de hermanos, la sepultura no se ha tocado en todo este tiempo y permanece igual que en 1972, incluso aguanta la mampostería que le hizo un albañil sobre el suelo, pero lo de Susana no lo ve tan claro.

La teoría de Aurora es que los restos del bebé se movieron en algún momento durante los ocho años que ella estuvo ausente de sus visitas periódicas.

En ese tiempo se construyó una fosa común cerca del cuadro de párvulos donde la dejó y puede que alguien la trasladara allí.

Versión del Ayuntamiento

La concejala encargada de este asunto, Dolores Beltrán, cuenta que Aurora debe demostrar que allí no hay restos. Su teoría es que quizá al restaurar la zona de párvulos se cambió el aspecto de la sepultura, pero no lo que había allí enterrado. El problema es que en el registro del cementerio figura que el sitio que ocupaba Susana lo ocupó después un recién nacido muerto. El cambio se hizo en el año 85. Aurora insiste, en el 85 allí no se pudo cambiar nada porque ella se habría dado cuenta, pero la concejala lo pone en duda porque cree que la madre ha estado 40 años sin ir al cementerio. Las dos versiones, la oficial y la de la madre, no tienen punto de encuentro. Aurora sigue haciéndose preguntas y encuentra las mismas respuestas.

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

hoy Aurora busca los restos de sus hijas