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P. CALVO
Miércoles, 16 de octubre 2013, 10:41
A las nueve de la noche de ayer, cuando en miles de televisores sonaba el himno nacional, en la calle San Petersburgo, tan lejos del centro de Cáceres como la ciudad rusa de España, alrededor de 70 personas debatían sobre el futuro del Ateneo cacereño sin importarles demasiado el resultado del partido de fútbol de la Selección Española. La lejanía de la sede de esta institución cultural renacida en el año 2000, ubicada en una calle de Nuevo Cáceres, ha sido desde el principio una de las razones esgrimidas por los ateneístas para explicar la falta de eco que a veces tienen sus actividades, la merma efectiva de socios (llegó a haber 800) y, en parte, el agujero económico en el que se encuentran por la pérdida de ayudas, principalmente de Caja Extremadura.
Tras hora y media de debate, los socios presentes, muy lejos de la cifra de 366 personas que habitualmente pagan los 50 euros al año, acordó, por 27 votos frente a 24 y cinco abstenciones, no incrementar la cuota anual. Tras un largo debate, pesó más la situación económica actual de las familias y el miedo a que se perdieran socios, lo que arruinaría las intenciones de la subida.
Los ateneístas presentes tampoco se atrevieron de momento a dar un paso aún más relevante que la subida de cuotas: cerrar la sede de la calle San Petersburgo, «un edificio trampa», según lo definió Miguel Hurtado, uno de los miembros de su junta directiva, por la cantidad de gastos que deben afrontar «solo para abrir la puerta» como había explicado antes el presidente del Ateneo, Esteban Cortijo.
Entre luz, agua, teléfono, ascensor, vigilancia y el pago de la nómina (500 euros) a una trabajadora, la institución debe hacer frente mensualmente a 1.566 euros, casi 19.000 euros al año, de gastos. Con los ingresos por cuotas, que fluctúan, faltarían más de 3.000 euros solo para el mantenimiento de la sede, que abre todas las tardes del año, sin contar las actividades que se programan. El tesorero indicó que tienen 8.000 euros en la cuenta corriente. «En marzo estaremos en números rojos», concluyó.
Iniciativas
El Ateneo de Cáceres, sin embargo, se resiste a desaparecer. Sus miembros barajaron, y se comprometieron, a reducir gastos, conseguir personalmente nuevos socios, aportar derramas voluntarias, incrementar las actividades recaudatorias como loterías y comidas, iniciativas todas ellas que podrían paliar pero difícilmente resolver el problema económico del todo.
De este modo, tras las asamblea extraordinaria de ayer, Cortijo indicó que se trabajará para lograr nuevas ayudas de otras entidades que suplan la aportación que hacía Caja Extremadura de 12.000 euros anuales (los socios se mostraron muy contra de que sean de instituciones públicas para no ver coartada, dijeron, su libertad de opinión), y «tener un Ateneo de mínimos hasta el mes de junio», cuando finalizarán los talleres y cursos que ya están marcha.
Para entonces, si no se han logrado atraer nuevos fondos («la cultura está siempre en segundo término, después de asociaciones que se dedican a fines sociales y ayudas a enfermedades», han comprobado cuando solicitan ayudas), el Ateneo es muy probable que abandone la lejana San Petersburgo y busque la cesión de un nuevo emplazamiento (en el pasado ya lo intentaron sin éxito con siete inmuebles más céntricos). O se funcionará sin sede, lo cual podría ser el primer paso para su segunda desaparición.
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