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E. F. V.
Sábado, 26 de octubre 2013, 10:25
El 10 de abril de 2009 María estaba hablando por teléfono con su novio cerca de la plaza de las Américas. Estudiante de Biología, entonces tenía 26 años y compaginaba la carrera con un trabajo de auxiliar de cocina en el restaurante Foster Hollywood. Eran las seis menos diez de la tarde y un coche que circulaba por la avenida del Guadiana dio marcha atrás. El conductor le pidió la hora y, tras mantener una breve conversación, vio cómo tiraba de su brazo con la intención de robarle el móvil. Al no conseguirlo, el automovilista aceleró y la víctima fue arrastrada 30 metros, un interminable trayecto en el que sufrió graves heridas al chocar contra dos vehículos que permanecían estacionados en la calle. Su cuerpo quedó tendido en el suelo junto a la clínica Caser.
Cuatro años después, el presunto autor del delito contó ante la juez titular del penal número 1 de Badajoz que no quería hacerle daño. «Me puse nervioso, el coche se aceleró... No sé por qué agarré a la chica, lo que intenté era soltarla, pero en ese forcejeo se produjo el accidente... Mi intención no era chocar».
Roberto L. R., que en el momento de cometer el robo tenía 21 años, explicó que ese día subió a su Seat León junto a dos amigos con la intención de robar un móvil. Según dijo, llevaban tres días de fiesta y había ingerido 15 whiskys, 3 'trankimazines' y un gramo y medio de cocaína. «¿Y cuando se bajó usted del coche mantenía la estabilidad? Porque con eso yo estoy muerta», le preguntó la fiscal. «A las personas les afecta el consumo de distinta manera», respondió el acusado.
El joven dejó claro que fue él quien avisó al 091 tras el accidente y que trató de levantar a la chica para ayudarla. «Me quedé hasta que acudió la ambulancia y la Policía. Luego me esposaron y me metieron en el coche policial».
Tras su declaración, entró en la sala de vistas la víctima del suceso, que respondió tras un biombo. «Si pudiera ser, me gustaría no volver a verlo nunca», dijo cuando se le preguntó si quería una medida de alejamiento.
María explicó que aquel día hablaba con su novio cuando se le aproximó el vehículo. Ella estaba junto al paso de peatones que había junto a El Horno Santa Eulalia de la avenida del Guadiana, y explicó que el conductor le preguntó la hora y luego le ofreció un móvil. «Yo le respondí que ya tenía uno y él me preguntó qué móvil tenía yo. En ese momento me coge de la mano y tira del coche para adelante. Yo di dos o tres pasos para no caer, pero dio un segundo acelerón fuerte, ya no me daba tiempo de caminar y, como tenía el brazo derecho dentro del coche, lo que hago es recostarme y recoger los pies».
Huida de 30 metros
En los alrededor de 30 metros que recorrió el Seat León, que procedía de la avenida del Perú y se dirigía a José María Alcaraz y Alenda, colisionó contra dos coches estacionados junto la acera izquierda. El propietarios de uno de los vehículos dijo ayer que las abolladuras que presentaba la carrocería fueron causadas por el propio cuerpo de la chica.
Ese coche estaba junto a la Clínica Caser, al igual que el otro turismo. Tras el segundo impacto, el Seat León quedó detenido y la chica cayó inerte al suelo. «Cuando me despierto, recuerdo que el joven que me había arrastrado me puso el móvil en el pecho y me dijo: 'Aquí tienes tu puto móvil'».
María sufrió múltiples fracturas y lesiones (cadera, hombro, dos vértebras y una costilla) de las que fue intervenida, quedando ingresada en el hospital durante 42 días. En total, tardó 312 días en estabilizarse de las lesiones padecidas. «Tuve que abandonar trabajo y estudios, mi merma de movilidad es grave y ahora no puedo trabajar en lo que más experiencia tengo, porque no puedo coger peso ni hacer fuerza». «¿A que usted no puede correr», le preguntó José Duarte, el letrado que representa a la joven. «No, pero espero volver a hacerlo, porque lo echo mucho de menos», respondió emocionada.
Tras su declaración, fueron llamados a testificar los dos jóvenes que acompañaban a Roberto en el coche el día del accidente. Ambos negaron haber estado de fiesta con él, aunque uno de ellos dijo que lo encontró nervioso. «Raro sí lo notaba, puede ser que hubiera ingerido cocaína», dijo C. L. F. antes de indicar que cuando Roberto dio el volantazo al coche trataba de que la chica «se desprendiera» del vehículo. «Los dos que íbamos con él salimos corriendo de allí porque nos asustamos».
Tras la vista de ayer, el juicio proseguirá la próxima semana. A la conclusión, las partes deberán ratificar sus acusaciones o modificarlas. De momento, la Fiscalía solicita 7 años de cárcel: cinco por las lesiones y dos por el robo con violencia. También reclama una indemnización de 49.740 euros, cantidad que la acusación particular eleva a 150.000.
Esta circunstancia ha hecho que se personara en el juicio la compañía aseguradora del Seat León, 'Seguros la Estrella', que rechaza hacerse cargo de la indemnización por entender que no fue un accidente de tráfico sino un delito cometido con un vehículo.
Si se tuviese en consideración esta pretensión, la indemnización recaería sobre el acusado, que ha adelantado 12.000 euros para reparar el daño provocado.
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