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EVARISTO F. DE VEGA
Domingo, 27 de octubre 2013, 10:38
Dice el párroco de Nuestra Señora de Guadalupe que en su templo no funciona la ley de mercado. «Aquí la gente hace una tortilla de patatas o unos dulces en casa, los trae a la iglesia y luego los compra, pero lo hace con ilusión porque sabe que está ayudando a quienes menos tienen».
Es la manera que tiene el sacerdote Paco Maya de explicar el movimiento de generosidad que ha permitido a este templo de Valdepasillas recaudar 120.000 euros durante los últimos cinco años, una importante suma de dinero de la que se están beneficiando tanto los habitantes del Tercer Mundo como las familias más humildes que residen en la ciudad de Badajoz.
El origen de esta iniciativa está en el año 2008, cuando la parroquia decidió apoyar la construcción de una residencia para estudiantes en una zona pobre de Perú. «El objetivo no solo era recaudar dinero, también se trataba de sensibilizar y dar a conocer la realidad que se vive en el Tercer Mundo», explica Maya.
Ese primer curso, la parroquia logró enviar a Perú 16.000 euros, cantidad a la que se unieron otros 3.000 euros: 1.500 para Cáritas Parroquial y 1.500 más para la campaña contra el hambre.
Un año después, la parroquia Nuestra Señora de Guadalupe miró a la ciudad de Badajoz y decidió centrar su contribución en el Proyecto Talita de Cáritas, que prestaba apoyo a mujeres sin trabajo en riesgo de exclusión social. «Fundamentalmente apoyaba a personas que vivían en Los Colorines y el Gurugú», resalta el sacerdote.
Luis Monrobel, uno de los componentes del equipo de sensibilización de la parroquia, destaca el valor de trabajar tanto para quienes están lejos como para los más cercanos. «Este año nos hemos hermanado con la parroquia de la Asunción, que atiende al Gurugú y Los Colorines. Se trata de sensibilizarnos sobre las situaciones que allí se viven».
El propio párroco del Gurugú, Vicente Martín, visitó hace unos días la parroquia de Valdepasillas para celebrar una eucaristía en la que contó en primera persona la realidad que se vive en la zona donde trabaja. «Nos habló de las 250 familias en situación de necesidad que viven allí y dijo que no sólo se necesitan productos básicos, sino que también hay familias que deben hacer frente a impagos en la luz y el alquiler». Para ayudar a estas personas, la parroquia celebrará este domingo un aperitivo solidario, nombre que dan a una actividad en la que se anima a los feligreses a llevar comidas hechas en casa que son puestas a la venta en los jardines de la parroquia cuando termina la misa. «El Papa ha insistido muchas veces en que hay que introducir elementos de gratuidad en la economía de mercado, este es un buen ejemplo».
La parroquia también organizó el pasado curso una marcha solidaria en la que todos los participantes aportaron una cantidad que fue destinada a un proyecto educativo impulsado por la ONG Entreculturas. «Es una manera de crear comunidad, porque estas actividades también generan una solidaridad entre los miembros de los distintos grupos que se reúnen en la parroquia».
El aperitivo solidario de este domingo será organizado por medio centenar de voluntarios que realizan distintas actividades parroquiales. «Tan importante es el que viene a misa y trae la tortilla como el que monta las mesas o vende los tiques. Todos aportan algo en beneficio de los demás».
Dulces y paella
La parroquia también acostumbra a dedicar un domingo de noviembre a la venta de dulces hechos por sus propios feligreses y, cada fin de curso, cierra las actividades con una paella solidaria.
Estas actividades fueron muy fructíferas el pasado curso, cuando se reunieron 21.728 euros para el proyecto educativo de Entreculturas en Etiopia, casi 11.000 euros para Cáritas Parroquial, y 1.800 euros para la campaña contra el hambre de Manos Unidas.
El párroco de Nuestra Señora de Guadalupe cree que esa manera de entender la parroquia está llegando a los vecinos, que cada vez se implican más en las actividades que se realizan. «Nuestro objetivo es hacernos presentes en el entorno donde nos movemos, hace poco hemos hecho un llamamiento porque Aspaceba necesitaba voluntarios para sacar de paseo a los paralíticos cerebrales y se han rellenado ocho o diez fichas de voluntarios. Realmente hay que dar las gracias, porque esta parroquia es supergenerosa».
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