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¿Qué ha pasado hoy, 15 de abril, en Extremadura?
Cerro de Reyes. María Antonia, una vecina, señala el nivel que alcanzó el agua en 1997 y pide que se asfalte la zona que ha quedado dañada por los derribos. :: PAKOPÍ
Derribar casas de la riada ha costado hasta ahora ocho millones de euros
BADAJOZ

Derribar casas de la riada ha costado hasta ahora ocho millones de euros

Hoy se cumplen 16 años de la crecida de los arroyos Rivillas y Calamón que dejó 25 muertos y aún quedan 124 casas que deben derribarse

NATALIA REIGADAS

Jueves, 7 de noviembre 2013, 08:30

Era un 5 de noviembre como hoy en 1997. Comenzó a llover al anochecer y en pocas horas cayeron 119,1 litros por metro cuadrado. Esta cifra es el doble de lo que suele acumularse en un mes entero de otoño. El Rivillas y el Calamón se desbordaron y la mañana del 6 de noviembre llegó con un balance de 25 muertos. Se cumplen 16 años de la tragedia y en Badajoz aún quedan huellas de esa noche, 124 propiedades que deben ser derribadas para completar la ordenación urbanísica de la zona.

Tras la riada de 1997 se estableció una zona en torno a los arroyos donde no se puede construir. Las casas ya ubicadas en esta franja, además, debían derribarse. Desde entonces el Ayuntamiento ha ido comprando viviendas, locales, garajes y parcelas para limpiar del todo este entorno. En total han invertido 8.228.597,45 euros que se dividen en adquirir propiedades, llevar a cabo demoliciones y arreglar las medianas de las casas cercanas.

La tarea, sin embargo, está lejos de terminar. Aún quedan 124 propiedades que deben demolerse. Para ello los dueños tienen que aceptar vender por el precio que se estableció en 2003 para cada vivienda. Esto supone que solo en adquisiciones el Consistorio pacense debe aún reservar 5.334.011 euros para comprar esas casas. A esta cifra habrá que sumarle las demoliciones y las obras correspondientes por lo que el dinero que se han gastado hasta ahora puede duplicarse.

El proceso es lento debido a las reticencias de ciertos propietarios, pero las adquisiciones no paran, son constantes, según destaca la concejala delegada del Instituto Municipal de Servicios Sociales (IMSS), Rosario Gómez de la Peña, que indica que cada mes hay algún propietario que se interesa por vender. En lo que va de 2013, por ejemplo, el Ayuntamiento ha comprado 7 propiedades por valor de 241.445 euros. Estas demoliciones han costado, además, 106.254 euros y 45.000 más en arreglar las medianeras.

Gómez de la Peña matiza que las demoliciones son muy costosas porque muchas de estas casas son antiguas y cuentan con techos de uralita. Las nuevas normativas de seguridad obligan a seguir un proceso especial para deshacerse de estos materiales lo que encarece las obras.

En cuanto al futuro la responsable del IMSS indica que ya están trabajando en nuevos expedientes de compra y demolición y que el proceso seguirá adelante «poco a poco» para limpiar del todo la zona.

El principal problema, según señalan en los barrios afectados por la riada, es la oposición de los vecinos que no quieren vender sus casas. Los principales motivos son dos, que no están de acuerdo con la valoración o que no quieren marcharse por motivos sentimentales, ya que muchos llevan desde niños en la misma casa.

Isidra Méndez, presidenta de la Asociación de Vecinos del Cerro de Reyes, indica que la única manera de acabar del todo con los restos de la tragedia es que los propietarios cedan. «Quieren más dinero y no se les puede dar». Su barrio fue el más afectado y donde la riada ha dejado más huellas. Mañana miércoles, como todos los años, habrá una misa por los fallecidos en el 97. Será a las 19.30 horas en la parroquia Jesús Obrero y será oficiada por Manolo Malagón.

Más allá de las casas que restan por derribar en el Cerro de Reyes, los vecinos más cercanos al Rivillas piden que se borren otra serie de recuerdos desagradables. Es el caso de María Antonia Pérez que vive en la calle Tirso Lozano Rubio. «El día de la riada el agua llegó hasta dos casas al lado de la mía y gracias a Dios no tuvimos daños, pero el susto no te lo quitas», explica. En su zona han derribado la mayoría de las viviendas afectadas, pero la calle Regimiento Castilla, paralela al arroyo, fue arrasada y 16 años después denuncia que está en muy malas condiciones. Está sin asfaltar, hay solares abandonados y se acumula la basura en los alrededores.

Miedo a la lluvia

El mayor peligro en estas calles se produce cuando llueve y vuelven los peores recuerdos. «El otro día subió el agua hasta los contenedores y si se mete un coche ahí, no sale. Aquí da miedo la lluvia», asegura María Antonia. A su lado otra vecina, María del Pilar Madrigal, denuncia que la zona ha quedado muy desolada tras los derribos. «Que planten unos árboles o lo arreglen porque se llena de bichos, de culebras y hasta ratas que se meten en las casas».

Hay otra zona de Pardaleras donde también son muy visibles los restos del desbordamientos porque junto al Rivillas también quedan casas, cerca de la calle José María Giles Ontiveros. El presidente de la agrupación vecinal, Juan José Martín, pide que el Consistorio lleve los expedientes a los tribunales para buscar un justiprecio, un valor de las propiedades establecido por los juzgados, y comprar y demoler las viviendas que restan. «Ya hemos esperado 16 años. Es el monumento que nos queda de la riada y deben demolerlo lo antes posible».

Por último y aunque en menor medida que en el Cerro de Reyes y Pardaleras, aún quedan casas afectadas por la riada en San Roque y Antonio Domínguez. En el primer caso hay viviendas que siguen negociando con el Ayuntamiento en la Ronda Norte y en el segundo junto a la calle Bonifacio Gil.

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