La Audiencia le condena a 65 años de cárcel por violar y prostituir a tres menores

Adrián M. T., nacido en Turno Magurele, Rumanía, el 28 de enero de 1985, acaba de ser condenado por la Audiencia de Cáceres a 65 años de prisión por violar y obligar a ejercer la prostitución a tres menores de edad.

Las víctimas estaban el 26 de julio de 2012 en el centro de menores de Caminomorisco cuando decidieron escaparse. Tenían entonces dos de ellas 15 años y la otra 14. Para poder huir, una llamó a Adrián para que fuera a recogerlas, y éste a su vez llamó a un amigo, José D. G., que fue a por ellas en su coche; las llevó a su vivienda en la Ronda del Salvador de Plasencia, en donde se quedaron a vivir.

A los tres días de la fuga, Adrián montó en su turismo a una de las menores, a la que llevó al puente de Trujillo en Plasencia; allí la obligó a que mantuviera relaciones sexuales con un hombre al que le quería vender el coche.

La noche del 29 de julio, cuando las adolescentes estaban haciendo botellón en La Isla de Plasencia, él montó a dos en el vehículo y las dejó en las afueras de la ciudad. Luego les llamó para indicarles que si querían que les llevara de nuevo a Plasencia tendrían que mantener relaciones sexuales con él. Ante el temor que tenían, al verse desvalidas, le dijeron que sí, obligando a una de ellas a practicar sexo con él dentro del coche.

Unos días después volvió a recoger a las menores en la casa de su amigo José para llevarlas a la vivienda de unos compatriotas rumanos en la avenida de España de Plasencia. En esta casa fue violada otra de las menores. El 1 de agosto en la misma vivienda se cometió otra agresión sexual a una de ellas, según recoge la sentencia de la Audiencia.

El 3 de agosto una de las jóvenes fue a casa de Adrián, en la calle Postigo del Salvador donde fue violada por un amigo de él.

Otro hecho que el tribunal da como cierto es que en la madrugada del 6 de agosto de 2012, cuando las menores estaban en una plaza de Plasencia, Adrián obligó a una de ellas a mantener relaciones sexuales; la forzó también un amigo que hizo creer a la joven que era un policía secreta.

Cuatro días más tarde, el 10 de agosto, esta menor denunció a Adrián en un acuartelamiento de la Guardia Civil.

Durante el tiempo que estuvo con ellas, el ahora condenado las dio dinero para que compraran tabaco o recargaran el móvil, y compró ropa también a una de ellas.

Además de ser sentenciado a 65 años de prisión, Adrián debe entregar un total de 52.500 euros a las menores en concepto de indemnización. También se le prohíbe acercarse a menos de 500 metros de las víctimas durante un tiempo de 10 años, a contar después de cumplir la pena de prisión.

En el juicio el agresor sexual afirmo que era inocente y que, en realidad, él era la víctima de una trama urdida por una de las menores al sentirse despechada, asegurando que se había enamorado de él y que le denunció al indicarle que sólo quería estar con su mujer y su hija. El tribunal ha considerado que esa versión es falsa.