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P. CALVO
Viernes, 15 de noviembre 2013, 10:16
Luis Landero se crió en una casa sin libros. «Mi familia era bastante amplia pero no había ni un solo libro, eran campesinos y prácticamente analfabetos. Ahora, cuando miro mi casa llena de volúmenes que ni siquiera podré leer, pienso cómo ha cambiado mi vida», aseguró ayer en Cáceres, hasta donde acudió para inaugurar con una conferencia el segundo curso de la Escuela de Letras, puesta en marcha por la Fundación Rebross.
El autor de 'Absolución', su última novela, es hijo de la Extremadura de la emigración, la del millón de extremeños que dejaron atrás sus pueblos, él su Alburquerque natal, para buscar una mejor vida en Madrid, como su familia, o fuera de España. Cuando se le preguntó ayer si el momento actual le recuerda a aquel periodo, Landero vio similitudes, pero opinó que «aquella situación era mejor que esta».
«En la España de la emigración, pese a los tintes sombríos y el desarraigo que suponía, había una cierta alegría porque se partía en busca de un trabajo que se sabía se iba a encontrar, y porque se venía del secano, en donde trabajaban por la comida y poco más. Pero ahora», reflexionó, «la incertidumbre que tienen los jóvenes es mayor, no encuentran trabajo, se está volviendo a condiciones laborales del siglo XIX. En poco tiempo hemos retrocedido mucho».
También se mostró crítico con el trato que se le da a la cultura. «Seguimos en la España eterna donde la cultura no está bien estimulada desde los organismos oficiales y en la que los mejores frutos vienen por el entusiasmo de particulares. A las instituciones la cultura no les importa», afirmó en rueda de prensa celebrada en la sede de la Asociación de Periodistas de Cáceres, acompañado de su presidente, Conrado Gómez, y el de la Fundación Rebross, Francisco Rebollo.
Por la tarde, habló en el salón de actos del Colegio de Médicos sobre el oficio de escribir, de su experiencia: «Hay días, incluso ratos, que te sientes eufórico por lo bien que vas, pero también otros en que te vienes abajo y que piensas cuándo vas a aprender este oficio que no se deja aprender». En su opinión, se puede enseñar a escribir, sí, «la parte técnica, objetivable, pero también hay otra parte que es el talento, el don, que se tiene o no se tiene».
Él, Premio Nacional de Literatura por 'Juegos de la edad tardía', sí tiene ese talento y ahora lo vuelca en escribir pasajes novelados de su infancia y adolescencia. «No es ni mucho menos una biografía, son fogonazos en los que aparecen familiares y amigos, cosas que he vivido, pero noveladas. Y voy bien, ya he escrito 100 páginas», se congratuló el escritor extremeño que se mostró de buen humor y que confesó que siempre tiene cerca de él «50 o 60 libros» de los que se administra «como una receta» un capítulo, un párrafo, un verso. Son de autores como Proust, Faulkner, Valle-Inclán, Cervantes, Baroja... y el afán por perfeccionar su don fue lo que contó Landero en la inaguración de la Escuela de Letras.
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