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JAIME DE RIVERO
Martes, 19 de noviembre 2013, 18:14
La pobre presentación y pésimo juego de los toros de San Sebastián de las Palmas arruinaron la tercera corrida de la Feria del Señor de los Milagros de Lima (Perú), que se desarrolló el pasado domingo entre fuertes protestas del público. Un festejo que tenía una terna cien por cien extremeña, con la presencia de los matadores Antonio Ferrera (Villafranco del Guadiana), Miguel Ángel Perera (Puebla del Prior) y Alejandro Talavante (Badajoz).
Antonio Ferrera no tuvo una buena tarde en Acho, en la que ni siquiera pudo lucirse con las banderillas. Al que abrió plaza, un manso colorado que tenía como única virtud la movilidad, lo lanceó a la verónica en un larga serie en la que le exigió demasiado. Con la muleta también lo llevó por bajo a pesar de que el toro acudía con la cabeza alta y protestaba al final de cada suerte. Erradamente, lo encimó demasiado, consumiendo la poca predisposición del manso. Mató de dos pinchazos y una estocada.
El cuarto fue un morlaco de escasa presencia con el que poco podía hacer debido al peligro que tenía. El diestro lo despachó sin mayor trascendencia.
Por su parte, Miguel Ángel Perera tuvo la actuación más relevante del festejo, destacando en los quites. Con el primero de su lote, blando, brocho y gacho, arrancó aplausos con el capote a la espalda que remató con la tafallera.
El toro, que esperó a los subalternos en banderillas, tenía poca fuerza y por eso lo lidió con suavidad a media altura. Sin obligarle demasiado, brindó buenos muletazos que no llegaron a armar faena por la sosería del astado. Culminó con una estocada caída.
Al quinto, manso y rajado, lo veroniqueó con suavidad, para luego brillar en un gran quite por chicuelinas, rematado con la tafallera y revolera, que fue lo mejor de la tarde. El toro se rajó a inicios del último tercio y el resto fue un incansable porfiar de Miguel Ángel Perera por todo el ruedo. Aún así logró los mejores derechazos. Terminó la faena de un pinchazo y estocada.
El primero de Alejandro Talavante fue cambiado por su indigna presencia gracias a las protestas de los tendidos 12 y 15 que estuvieron presentes y acertadas durante toda la tarde. Salió en su lugar uno de Bernardo Caicedo, tan impresentable como los cabestros que retiraron al reemplazado.
A las fuertes protestas, se sumó la descastada condición del animal que no tuvo un pase. El torero, inédito, lo despacho sin relevancia. El que cerró plaza, tenía presencia pero poca fuerza. El diestro de Badajoz aprovechó la corta embestida lidiando con la muleta retrasada, lo que le permitió lograr buenos naturales en las series iniciales. Pero como era previsible, el toro se quedó sin gas y la faena fue a menos. A pesar de la estocada, su labor fue silenciada.
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