LA RUTA

Si hay algo que caracteriza al mes de Noviembre, y mucho más en esta época de crisis, es hacer la ruta comercial. No para dejar nuestros ahorros en compras (eso llegará el mes que viene) si no para dejar fotocopias de nuestra vida y obra. Y es que hasta hace unos años, la temporada navideña era el sinónimo de la conocida frase de amigos y familiares: «Echa currículum que en Navidad encuentras curro, ¡fijo!».

Pero ahí los ves ahora por Menacho, un tanto apagados y con resignación. Gente joven y no tan joven, con sus diplomaturas, licenciaturas, su experiencia, sus ciclos superiores y sus másters. Paseando carpeta en mano después de haber pasado por la copistería, dejando sus esperanzas con cada papel que entregan. Los ves saludando a los colegas que están por la calle de voluntarios en la Cruz Roja, que con una sonrisa les comentan «aquí al menos estoy haciendo algo» y mientras, escuchando a los músicos callejeros, jóvenes como todos ellos, intentando animar su semblante a ritmo de saxofón o guitarra.

En este mismo periódico saltaba la noticia de que alrededor de 600 nuevos empleos se crearían durante la etapa navideña en nuestra ciudad. Pero no hay más que pasearse por el Faro para perder la ilusión de conseguir alguno. Los currículums se acumulan de forma estrepitosa bajo mostradores y buzones. Eso en los sitios en los que te acepten entregarlo, que otros directamente te dicen con una agridulce sonrisa que mejor lo eches en otro establecimiento.

Al final, la ruta que hace unos años hasta se hacía de forma divertida entre amigos, y te llenaba el corazón de esperanza por conseguir un empleo, ha pasado a tener un sabor diferente este año. Sabor a resignación, sabor amargo.