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Cristina Onassis y Carlos Falcó se conocieron en los años 70 en España. :: R. C.
El flechazo de Cristina Onassis
SOCIEDAD

El flechazo de Cristina Onassis

La rica heredera se encaprichó del marqués de Griñón, pero él la rechazó: «Sabía que estaba enamorada de mí, pero no era un amor correspondido»

:: ESTER REQUENA

Sábado, 23 de noviembre 2013, 01:07

C on su cara de dólar / ha amortizado varios maridos / pero siempre está sola / poniéndole una vela a Cupido». Así cantaba Joaquín Sabina en 'Pobre Cristina' las desgracias amorosas, entre otras muchas, de la principal heredera del magnate Aristóteles Onassis. Quizás, la vida de Cristina Onassis, cuando se cumplen 25 años de su extraña muerte por un edema pulmonar en una bañera con solo 37 años, habría sido totalmente diferente si Carlos Falcó le hubiera correspondido su amor y hubiesen pasado por la vicaría. Porque la rica heredera intentó por todos los medios convertirse en marquesa de Griñón. Pero el aristócrata la rechazó. Eso sí, de muy buenos modos.

«Papá, me he enamorado de un español», le soltó a Aristóteles su «golden one» -niña de oro- por teléfono con los 20 recién cumplidos. El naviero, por aquel entonces el hombre más rico del mundo, no daba crédito a lo que escuchaba. Cogió su avión privado y se plantó en nuestro país para conocer a su nuevo amor, un hombre que pasaba de la treintena, ya estaba divorciado de Jeannine Girod y contaba con dos hijos pequeños.

«Ari, que hablaba perfectamente español, me preguntó cuáles eran mis intenciones con Cristina, y yo le respondí que no tenía ninguna», recuerda estos días Falcó, a sus 76 años. Por si había dudas las despejó con un: «Soy granjero». Entonces andaba en plena vorágine de convertir la finca Casa de Vacas (Toledo) que había heredado de su abuelo en una empresa agrícola moderna.

En una cacería por aquellos lares saltó el 'feeling'. Tras la muerte de su hermano en accidente de avión, Cristina se plantó en España y removió cielo y tierra hasta que encontró a Carlos Falcó. Al parecer, se alojó en el hotel Ritz en Madrid y se enteró de que el marqués andaba por Toledo. Por lo visto, cogió un taxi y comenzó la búsqueda. Pero el coche se averió y terminó llegando a la finca La Palomilla como copiloto de un camión de mercancías. La escena de la heredera más rica del mundo bajando de la cabina pocos la olvidarán.

«Era encantadora»

«Yo sabía que ella estaba enamorada de mí, pero no era un amor correspondido. Nunca se lo dije, pero ella entendió que no podíamos estar juntos. En cambio, fuimos grandes amigos e hicimos muchos viajes, a Los Ángeles, St. Moritz y Londres. La prensa siempre la retrató como una chica triste, pero en las distancias cortas era encantadora y tenía mucho sentido del humor. Pese a que recibió una educación internacional, era muy griega, muy cálida», rememora el marqués.

Las malas lenguas aseguran que Falcó fue el único amor que no la engañó en ningún momento. Todo un conquistador, ya había dejado claro que de las mujeres no le interesaba especialmente el dinero. Antes de Onassis no dudó en rechazar a Pilar Weiler, hija del fundador de Air France, o a la princesa Alejandra de Kent, prima de la reina de Inglaterra.

Cristina y Carlos quedaron como buenos amigos. Meses más tarde ella daría su primer 'sí, quiero' -sin el consentimiento de su padre- al constructor Joseph Bolker, separado y con hijos. Le sacaba más de 25 años. El matrimonio no llegó a los doce meses. Le seguirían tres más, con sus correspondientes divorcios. El griego Alexandros Andreadis, el ruso Sergei Kauzov y el francés Thierry Roussel, padre de su única hija, Athina. Sin olvidar una interminable lista de amantes.

El curriculum sentimental del español también se ampliaba con su flechazo y bodorrio con Isabel Preysler y, posteriormente, con Fátima de la Cierva. Sin faltar sus correspondientes rupturas, además de aportar tres hijos más a su libro de familia.

A los últimos vástagos de Falcó ya nos lo conoció Cristina. Hace 25 años encontraban su cuerpo sin vida en la bañera de la casa de una amiga en Argentina. Desde entonces, su muerte sigue siendo una incógnita. Se especuló con que el edema pulmonar que le causó el fallecimiento fue fruto de sus radicales cambios de peso, pero también se habló de suicidio. Algunos investigadores hoy en día tildan su desaparición como «misteriosa». Nunca se conocieron sus informes químicos y toxicológicos. Más enigmas para rematar esta tragedia griega.

Maldición. Hija del magnate griego Aristóteles Onassis y de Athina Livanos. Su hermano Alexander murió en un accidente de avión en 1973. Su madre su suicidó un año después y en 1975 perdía a su padre por enfermedad.

Vida amorosa. Se casó en cuatro ocasiones: Joseph Bolker, Alexander Andreadis, Sergei Kousov y Thierry Roussel. Con el último tuvo a su hija Athina, que heredó sus 2.700 millones de euros. Hace unos meses ha vendido la isla Skorpios, el paraíso de los Onassis, a una millonaria rusa.

Enigma. Falleció en 1988 con 37 años a causa de un edema agudo de pulmón. Se habló de suicidio, aunque las causas de su muerte nunca han trascendido.

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