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Manuel Iglesias (izda) junto al secretario de la asociación vecinal, José Carlos Holgado. :: A. MÉNDEZ
Cáceres el Viejo quiere la cafetería de la piscina como sede vecinal
CÁCERES

Cáceres el Viejo quiere la cafetería de la piscina como sede vecinal

«Ni estamos marginados ni tenemos los problemas que algunos dicen», afirma Manuel Iglesias, presidente de una de las asociaciones

MANUEL M. NÚÑEZ

Domingo, 24 de noviembre 2013, 10:07

Pocas barriadas de la ciudad generan tanta información -y tan negativa, a veces- como Cáceres el Viejo. Allí viven 2.500 cacereños que, cuando se les pregunta, hasta se sorprenden del revuelo mediático que les rodea.

El barrio ha sido noticia por carecer de cobertura de móviles en muchas zonas, por no contar con una segunda salida hacia el exterior, por tener que pagar de nuevo cuando el usuario abandonaba por poco tiempo la piscina y, más recientemente, por la aparición de una segunda asociación vecinal que se suma a la que ya existía. De hecho, hay miembros en el nuevo colectivo Urbanización Residencial Cáceres el Viejo que incluso eran directivos del otro. Las relaciones entre ambos son de distanciamiento absoluto.

Pese a ello, Manuel Iglesias, presidente de la asociación de vecinos Cáceres el Viejo, la primera que se puso en marcha, matiza. «No estamos en contra de nadie. En realidad, eso que se ha organizado no es una asociación, es una comunidad de vecinos. Hasta la agrupación vecinal le ha denegado su entrada a la misma con 21 votos en contra», subraya. Iglesias responde con un contundente «somos apolíticos» cuando se le cuestiona sobre la ausencia de reivindicaciones y quejas por su parte ante el actual Gobierno municipal. La explicación que ofrece es sencilla. «No somos un barrio conflictivo. Ni estamos marginados ni tenemos esos problemas tan graves que algunos dicen».

Su alusión al 'otro' grupo es evidente, aunque él insiste en que las relaciones entre vecinos «son las normales». Eso sí, le molesta que las referencias que se ofrecen en los medios sean de continua polémica, de deficiencias, falta de servicios o de dificultades.

«Cualquiera que haya venido ala urbanización sabe que este sitio es estupendo. ¿Que faltan cosas? Como en cualquier barrio. Pero nosotros mismos estamos contribuyendo a devaluar el residencial y nuestras propias casas si nos limitamos a quejarnos por todo».

Pone un ejemplo. Las canastas de baloncesto. «Se pedían porque no había y cuando se ponen ahora lo que nos molesta es el ruido». Iglesias añade que algo parecido puede pasar con el asunto de la cobertura telefónica. En el interior de algunas casas es imposible hablar a través de un móvil. Él mismo se ve afectado en su casa. «No me extrañaría que los mismos que ahora denuncian que no hay cobertura mañana encabecen las quejas si nos montan una antena».

La nueva asociación de vecinos se presentó con un listado de reivindicaciones que llegan hasta la veintena. Desde la falta de guarderías hasta el abandono del parque rústico, cortes de electricidad o escasa presencia policial. «¿No te sientes engañado? Mas de 10 años, y aún no tenemos nada», lamenta. Para el día 28 se ha convocado una primera asamblea. Al otro lado, y para demostrar que Cáceres el Viejo no está abandonado, Manuel Iglesias recuerda que hace apenas dos meses abrió al tráfico el nuevo vial en el que se invirtió casi un millón de euros. «Y pronto se van a invertir otros 241.000 para plantar árboles, arreglo del parque, jardines, mobiliario urbano... Si nosotros estamos marginados, cómo estarán otros barrios».

La postura de Iglesias pasa por plantear los problemas «donde hay que hacerlo y ante quien hay que hacerlo, pero sin tanto ruido ni dramas». Así se han terminado, garantiza, las denuncias de la Policía Local a los vecinos que aparcaban sus coches a la puerta de casa. Llevaban años haciéndolo con toda normalidad, pero las denuncias entre los residentes llevaron a los agentes a aplicar la normativa a rajatabla. «La voluntad del Ayuntamiento no es perseguir a los vecinos sino hacer cumplir la ley. La solución la teníamos los propios residentes», aclara.

Además, y a falta de sede vecinal, la asociación ha pedido utilizar el bar de la piscina. «Ya hemos hablado con el Consistorio y con los responsables de Conyser. Y existe buena voluntad», avanza Iglesias. La intención de la asociación es organizar actividades y «darle uso a un local que está cerrado la mayor parte del año». Los gastos los cubrirá la asociación, garantiza.

Hasta ahora las reuniones del colectivo se celebran en la casa del presidente. «Cuando son asambleas ya somos demasiados y no cabemos. Lo hacemos en la casa de cultura de Residencial Gredos», revela.

Esta asociación envió ayer un comunicado para dar a conocer a los integrantes de su nueva directiva y el cambio de domicilio del colectivo a la calle Los Cipreses.

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