La patrona de infantería mira al Líbano

La ausencia de 550 compañeros protagonizó ayer los actos de la patrona de la infantería que tuvieron lugar en la base General Menacho. Tanto los mandos como los 2.000 soldados participantes en la parada militar y posterior desfile recordaron a los militares extremeños que desde hace un mes están desplazados en el Líbano.

Los infantes son mayoría en la Brigada Extremadura XI de la Base General Menacho de Bótoa, por lo que ayer fue un día especial ya que se celebraba su patrona, la Inmaculada Concepción. En el acto participaron once unidades y estuvo presidido por el general de división Miguel Alcañiz Comas, jefe de las Fuerzas Pesadas del Ejército de Tierra. El discurso oficial corrió a cargo del jefe accidental de la Brigada de Infantería Mecanizada Extremadura XI, Pedro José Cabanach Villa, que está sustituyendo en el puesto al coronel Francisco José Dacoba que se encuentra desplazado en el Líbano con el resto de los efectivos movilizados. En concreto, los militares de Bótoa son el contingente Libre Hidalgo (LH)-XX que se integrarán en la Brigada Internacional de 3.500 efectivos desplegada en el sur del Líbano y cuya misión es apoyar al Gobierno del país en su objetivo de controlar la zona.

La intervención del jefe accidental de la Extremadura XI ayer se centro en destacar la importancia del espíritu de la infantería, un cuerpo que destaca, aseguró, por su sacrificio pero también tuvo un recuerdo emotivo para los compañeros desplazados en el Líbano.

El acto comenzó a mediodía con la llegada de las autoridades. Además del jefe de las Fuerzas Pesadas del Ejército de Tierra, acudieron varios concejales del Ayuntamiento de Badajoz. A continuación tuvo lugar la entrada de la enseña nacional y el himno que la acompaña.

Llegó el turno entonces de la despedida del personal que ha pasado a la reserva. Fueron varios los oficiales que llevaron a cabo el adiós a la bandera, entre ellos el comandante Juan Antonio Vázquez. El general de división Miguel Alcañiz Comas les dio un recuerdo para conmemorar sus años de trabajo por el ejército.

Las felicitaciones continuaron con la entrega de condecoraciones que cada año se realiza con motivo del Día de la Infantería que coincide con la fiesta de su patrona. Los reconocimientos fueron muchos, entre ellos la placa de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo al teniente coronel Constantino Santa María y la encomienda de la misma orden al sargento primero Félix Toro. Hay que destacar que en este acto también se concedieron diez Cruces del Mérito Militar con distintivo blanco por labores en las misiones en las que ha participado la Brigada de Infantería Mecanizada Extremadura (BRIMZ) XI, así como Cruces de Oro por la constancia en el servicio.

Tras las condecoraciones tuvo lugar la intervención del jefe accidental de la BRIMZ XI que destacó el peso de la infantería y por tanto de la Inmaculada Concepción en esta brigada.

Tiempos de cambio

Pedro José Cabanach centró su discurso en destacar la capacidad de los militares de modernizarse sin olvidar las tradiciones. «En estos tiempos de cambio el ejército no es una excepción. Sentimos la necesidad de mirar hacia delante sin olvidar el legado histórico». El jefe accidental en Bótoa destaco que hay dos unidades que representan especialmente la importancia de la historia, como son el Regimiento Saboya VI con 470 años de trayectoria y el Castilla XVI con 220. «Combinar la tradición y el futuro debe ser el reto para la infantería».

A continuación tuvo lugar el homenaje a los que dieron su vida por España con la colocación de una corona de laurel en el monolito que recuerda a los soldados en la base General Menacho. Finalmente se escuchó el himno de la infantería, que fue coreado por los asistentes y la retirada de la enseña nacional. Los actos por la Inmaculada Concepción terminaron con un desfile por la avenida principal de la base.