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Pistoletto. Biennale 66.
Narciso desencadenado
SOCIEDAD

Narciso desencadenado

La biografía, el retrato de la vida propia, es el argumento de la nueva muestra del Reina Sofía. Un recorrido aconsejable para cualquier usuario de redes sociales

BEGOÑA GÓMEZ MORAL

Sábado, 14 de diciembre 2013, 01:07

A partir del Renacimiento, con Vasari, la forma normativa de la biografía había sido sostenida por el criterio de mímesis, de imitación de la naturaleza, situado en el núcleo del sistema de las bellas artes desde la antigüedad. A mediados del siglo XIX, una exigencia de realismo hizo surgir cuestiones nuevas en el campo de las artes y la biografía se diversificó. El fenómeno se nutría de las premisas del romanticismo y de leyendas vinculadas a la imagen del artista excéntrico. La excentricidad se volvió a un tiempo una categoría de comportamiento y una frontera social: el dandismo y el estilo de vida bohemio se formaron en los márgenes de la cultura burguesa metropolitana gracias a la expansión de una nueva industria de la diversión. La 'vida de artista' se volvió así un componente de la transformación y subversión del sistema de las bellas artes. La imitación de la naturaleza ya no podía ser una aspiración para quien, bohemio o dandi, hacía de su propia vida una obra de arte.

Ese momento de cambio es el punto de partida para la exposición dedicada por el Museo Reina Sofía a las 'Formas biográficas'. Una muestra articulada en torno a las tesis de su comisario, Jean-François Chevrier, que podrá visitarse hasta marzo del próximo año y reúne en un recorrido de largo alcance alrededor de 275 obras entre pinturas, esculturas, instalaciones, fotografías, fragmentos de películas y dibujos, además del material documental que suele acompañar generosamente a las propuestas exploratorias de las claves de la modernidad que el museo programa.

Analizar cómo los artistas, a semejanza de los poetas, pugnaron por transformar la idea del relato biográfico y superar las convenciones anteriores al elaborar libremente ciertos elementos de su propia trayectoria vital es una de las intenciones de la exposición.

Los datos del registro civil se revelan para ellos como un lastre. Convierten «paisajes en direcciones y recuerdos confusos en fechas concretas». Uno de los primeros en trascenderlos, Gerard de Nerval, encarna al poeta que vive hasta las últimas consecuencias su sueño, en conflicto con una realidad adversa. Es autor de una obra escasa, original y única en la que razón y locura, sueño y lucidez, anhelo y recuerdo se funden en un relato que revela los abismos y paraísos en los que habitaba su autor. Por supuesto, Nerval no era su apellido original. El seudónimo, el primer acto de la reinvención biográfica, se encuentra también en la artista transgénero de influencia surrealista Claude Cahun y en Valie Export, quien adoptó el nombre de una marca de cigarrillos.

La construcción genealógica se erige en una de las directrices de la muestra. Parte a menudo de un ámbito de la infancia o de una geografía imaginaria. Los grabados de Charles Meryon transfiguran el viejo París y son, para el comisario, la matriz del París surrealista. De forma análoga, Dorothea Tanning reinventa el motivo de la habitación de los amantes proyectándolo en un espacio imaginario. También se desgrana el modelo constructivo de la biografía tal como se ha aplicado a la actividad artística a partir de elementos documentales o ficticios y se analizan las formas experimentales adoptadas en torno a la cuestión del sujeto biográfico, en especial a partir de la década de los 50, con el despliegue de la autobiografía como mitología individual, el otro concepto clave del recorrido.

El escultor Charles Ray está representado por una pieza fechada en 2006. 'El escarabajo nuevo' (The new beetle) es una escultura a tamaño natural realizada en acero inoxidable pintado de blanco. Representa a un niño de unos 8 años sentado en el suelo mientras juega con un coche de juguete. La postura refiere enseguida al Narciso mitológico, el de Caravaggio, pero una segunda mirada apunta en otra dirección: está absorto en el cochecito, representado con mucho más detalle que su propio rostro.

Acompañan al hiperrealismo de Ray un buen número de figuras destacadas como Mark Rothko, Richter, Louise Bourgeois, Max Ernst, Munch, Klee, Giacometti, Andy Warhol, Pistoletto, Francesca Woodman y Phillip Guston. Jeff Wall suele iniciar un proyecto a partir de una escena de la que es testigo fortuito. Una pieza de 2004 y otra de 2009, 'Burrow' y 'Pawn shop' respectivamente, pueden verse en el edificio Sabatini. También forman parte de la propuesta artistas jóvenes como Henrik Olesen, Ahlam Shibli o Claire Tenu. La trayectoria de José Pérez Ocaña en la Barcelona de los años setenta ilustra la forma precaria y neta al mismo tiempo de una libertad biográfica. Otros españoles presentes en la muestra son Pepe Espaliú y Maruja Mallo, con un curioso autorretrato fotográfico retocado de 1945. La fotografía se delata a cada paso como construcción sin dejar de ser una técnica descriptiva fundamental en cualquier investigación biográfica. El propio Nerval desconfiaba, ya en 1854, del parecido fotográfico tanto como del realismo en la biografía. Uno y otro debían ser alterados y enmendados. En una carta a un amigo exclama: «¡Infame daguerrotipo! Tú perviertes el gusto de los artistas».

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