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ANTONIO GILGADO
Lunes, 16 de diciembre 2013, 08:16
En julio, los 24 pisos de las Casas Coloradas cambiaron de manos. La extinta Sociedad Pública de Alquiler del también extinto Ministerio de Vivienda se desentendía y la propietaria de los dos edificios perimetrales de la Plaza Alta, la Junta de Extremadura, se comprometió a llenar de nuevo los apartamentos.
Los continuos problemas con la humedad, la limpieza, el calor y la inoperancia de una agencia pública de Madrid para gestionar dos bloques de Badajoz despobló las Casas Coloradas en el último año. Los arrendatarios huyeron porque cualquier gestión de la comunidad, como reparar una persiana, el ascensor o los timbres de la puerta requería de burocracia.
El primer objetivo, el de recuperar el atractivo se puede decir que ya se ha conseguido. Todas las viviendas se han ocupado y, según explican desde Fomento, han abierto una lista de espera porque en los últimos meses se han interesado más candidatos dispuestos a mudarse.
Desde la consejería buscan adjudicatarios con capacidad económica para garantizar el pago de los alquileres. Dejan claro que no se trata de viviendas sociales, sino de revitalizar la Plaza Alta y buscan un perfil muy concreto: parejas jóvenes vinculadas al Casco Antiguo es el más repetido.
Al tratarse de viviendas públicas, cualquiera puede presentar su solicitud en la sede de Fomento de la avenida de Europa, pero en este caso se valora contar con unos niveles de ingresos suficientes que garantice el pago del alquiler, entre 200 y 400 euros, según el número de habitaciones.
Rebaja
En la nueva etapa se ha bajado el precio de los arrendamientos. Con la Sociedad Pública de Alquiler, un piso de 80 metros cuadrados sin amueblar se arrendaba a 350 euros. Ahora se paga 240, aunque no entra la comunidad.
La rebaja se aplicó también a los que mantenían contrato en vigor con la Sociedad Pública de Alquiler para que no pagasen más que los nuevos vecinos. Ahora, los más antiguos tratan de recuperar la fianza que en su día le entregaron al Ministerio de Vivienda. El organismo les pidió tres meses que supuestamente recuperarían cuando se fueran, pero ahora nadie sabe decirles dónde tienen que llamar para recuperarla. En el nuevo contrato, la Junta no les ha fijado fianza alguna.
En este periodo de transición también se han acometido algunas mejoras en los inmuebles.
La empresa Albero Extremadura S.L. fue la adjudicataria a principios de año para arreglar los desperfectos provocados por la humedad del edificio y preinstalar el aire acondicionado, una vieja reivindicación de los residentes por las altas temperaturas que soportan en verano.
La Junta invirtió 150.000 euros en aumentar las prestaciones de los apartamentos. Las reformas se hicieron también en los pisos ocupados por los primeros inquilinos para que todos puedan instalar, si lo consideran oportuno, un sistema de climatización.
La preinstalación fue uno de los quebraderos de cabeza de los primeros inquilinos cuando se entregaron las viviendas en el año 2006. En los apartamentos más altos se pasa mucho calor en verano y no pueden instalar máquinas de aire acondicionado individuales para combatir el calor porque no se puede afear las históricas fachadas con los split. Con la obra de este verano, se ha conectado con una preinstalación general todo el bloque para que se sume quien quiera. El sistema tiene un cuarto de máquinas general en el central. La última fase de la transición pasa la organización interna.
En la época del Ministerio de Vivienda la gestión de gastos comunes y de desperfectos corría a cargo del arrendatario y muchos de los problemas de entonces venían por esta gestión lejana, Ahora la Junta quiere desvincularse y le ha propuesto a los vecinos que formen una comunidad. De momento, el acuerdo se ha conseguido en el primer bloque, el de la esquina de la torre de Espantaperros, en el otro no aceptan los estatutos que le han propuesto y llevan desde julio negociando.
Al constituirse como comunidad, los vecinos se encargarán directamente de los gastos de luz, limpieza y mantenimiento de las zona comunes o pueden contratar a un administrador de fincas.
Mientras ese acuerdo llega, en el segundo bloque son los propios vecinos quienes se encargan de limpiar las escaleras o los rellanos de sus piso. Ése es el caso de Vanesa Vargas. Vive en un apartamento de 80 metros cuadrados que hace esquina desde hace tres años. El giro que hace el edificio lo ha adornado con una docena de macetas.
Vanesa llegó a las Casas Coloradas porque una amiga que vivía en el mismo bloque la animó a convertirse en su vecina. Firmó el contrato con el Ministerio de Fomento y ha visto como en los últimos meses el bloque se ha llenado de nuevo. Dice que en el bloque se respira buena sintonía entre los ocupantes, pero sobre todo valora la rebaja del alquiler de los últimos meses.
Como muchos de los que viven en el edificio, espera recuperar la tranquilidad después de varios años de sobresalto en sobresalto con la Agencia Pública de Alquiler. «Esto ha sido para escribir un libro», sentencia.
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