Unos 200 perros del refugio San Jorge han encontrado nuevo dueño este año

Víctor Suárez adoptó ayer una perrita de nombre Duna, cruce de pastor belga y pastor alemán. La conoció ayer en la marcha canina organizada por el refugio San Jorge, la antigua perrera municipal, con el fin de promover entre los cacereños la adopción de mascotas, perros abandonados por sus dueños. La de Víctor es la única adopción que se formalizó ayer en el paseo de Calvo Sotelo, donde terminó la ruta, en la que participaron más de 60 canes acompañados de los voluntarios y amigos del refugio.

Laura Varaldi, responsable de esta instalación, afirma que a lo largo del presente año que ahora termina han sido adoptados entre 150 y 200 perros, todos ellos abandonados y que han acabado en el refugio, como el caso de Duna, la perrita adoptada ayer por Víctor Suárez. Fue abandonada como parte de una camada de siete cachorros, arrojados todos ellos hace tres semanas por encima de la valla del refugio San Jorge, según explica Laura Varaldi: «han tenido suerte porque varias personas los ha tenido de acogida y tres ellos han sido adoptados ya».

Víctor Suárez se declara amante de los perros y antes tenía un mastín: «ahora he elegido a Duna porque quería un perro cachorro, que no fuera muy mayor».

La adopción requiere unos trámites tras hacer la solicitud, como rellenar un formulario con preguntas relacionadas con la vivienda y el desarrollo de la vida diaria del solicitante e incluso los voluntarios del refugio se trasladan a la casa de los adoptantes para asegurarse de que el perro está en buenas condiciones en su nuevo hogar.

La marcha canina comenzó a las 10 horas en el refugio, junto a la Facultad de Veterinaria y terminó en Calvo Sotelo, donde se instaló un rastrillo con venta de productos para recaudar fondos con destino al centro de atención de animales, gestionado por dos asociaciones, 'Dejando huella' y 'Proyecto animalista por la vida', a las que el Ayuntamiento adjudicó en 2011 la concesión de lo que antes se denominaba perrera municipal.

Laura Varaldi explica que con esta iniciativa se pretende concienciar a los ciudadanos en el cariño hacia los animales, en este caso los perros abandonados que se encuentran en el refugio. El último en llegar es un pastor de Brie, de gran pelaje, que ayer participó en la fiesta canina y que, como otros, espera también encontrar nuevo dueño.