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SERGIO LORENZO
Miércoles, 18 de diciembre 2013, 09:42
«Le ha tocado a este médico, como le podía haber tocado a otro que hubiera estado de guardia ese día en el centro de salud de Miajadas», sostenía ayer Ángel Luis Aparicio, letrado cacereño, sobre lo ocurrido a su cliente: un médico acusado de imprudencia en el fallecimiento de una niña de seis meses hace justo tres años.
El Juzgado de lo Penal número 2 de Cáceres celebró ayer el juicio contra José A. J. S., el facultativo que se encontraba de guardia en el centro de salud de Miajadas cuando ingresó el bebé, y que era acusado de un posible delito de homicidio por imprudencia.
El triste suceso ocurrió el 26 de diciembre de 2010. Ese día, sobre las once y media de la noche, llegó al centro de salud un matrimonio con su hija pequeña. Un mes antes, el 24 de noviembre, la niña había sido operada en el Hospital Gregorio Marañón de Madrid de una cardiopatía congénita. Al darle el alta en el centro madrileño, los especialistas aconsejaron a los padres que acudieran enseguida al médico si su hija se ponía morada.
Los padres fueron urgentemente al centro de salud esa noche, ya que al darle el biberón la pequeña se atragantó, había vomitado y, efectivamente, se puso morada.
Según la primera calificación de la Fiscalía, el médico atendió a la niña, auscultándola a nivel del pecho donde pudo apreciar la cicatriz que tenía en el tórax y un tiraje subsifoideo, indicando a los padres que ventilaba bien, por lo que regresaron a su casa.
A la media hora, sin embargo, los padres volvieron al centro de salud con la niña, que respiraba muy rápido, estaba pálida y tenía los pies muy fríos. Al llegar les atendió el enfermero que observó que la niña venía con las pupilas dilatadas, por lo que comenzó a reanimarla. Fue avisado el médico, que continuó con la reanimación sin resultado, ya que se produjo el fallecimiento por una parada cardiorrespiratoria.
En un principio el fiscal tenía previsto pedir para el acusado una pena de dos años de prisión al calificar el acto como un homicidio imprudente, y solicitar también que durante cuatro años no pudiera ejercer la medicina, además de pagar a la familia del bebé una indemnización de 103.000 euros.
Acuerdo
En la mañana de ayer las acusaciones y la defensa llegaron no obstante a un acuerdo. La acusación particular y la fiscalía retiraron la imputación del delito de homicidio por imprudencia, que fue sustituida por la acusación de imprudencia leve. De esta forma sólo deberá pagar una multa de un mes a razón de seis euros diarios, es decir 180 euros.
Además, podrá seguir ejerciendo su profesión, ya que no será inhabilitado.
Lo que acordaron las partes es que la compañía de seguros pague a los padres 126.000 euros en concepto de indemnización.
El médico tenía concertado seguro colectivo de responsabilidad civil profesional con AMA (Agrupación Mutual Aseguradora), mientras que el SES (servicio Extremeño de Salud) tiene concertada póliza de seguro de responsabilidad civil con la Zurich.
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