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A. GILGADO
Viernes, 20 de diciembre 2013, 10:44
Fernando Vielo cenó anoche sopa de marisco, filetes de lomo con salsa de almendras, champiñones y patatas fritas. De postre, natillas y un café descafeinado con leche. Nada que ver con el bocadillo diario que se trae del comedor de las monjas . Fue su primera cena caliente del mes. Y la disfrutó con Santiago Gutiérrez.
Hasta anoche no se conocían, pero tuvieron tiempo para compartir alguna confidencia que otra.
Fernando es ingeniero industrial y presume de haber firmado el proyecto del matadero de aves más grandes de Extremadura que se construyó en Talavera. Santiago se ganó la vida como futbolista en la tercera división catalana. Recuerda un partido con Rexach, Asensi o Canito.
Para él también fue ayer un menú extraordinario. Le han cortado la luz en casa porque no puede pagarla y no tiene como cocinar. Pone en un altar a Petri González, la responsable del comedor de las voluntarias de la plaza de la Soledad, donde acude a diario.
Si todo va bien. Su situación mejorará en las próximas semanas cuando le ingresen por primera vez los 399 euros de la renta básica. «Quiero salir de esta indigencia».
A Fernando todavía le queda un largo camino jurídico para intentar salir a flote. No sabe si cuando llegue a los sesenta y cinco tendrá derecho a una pensión por los años cotizados a la Seguridad Social. «No tengo plan de futuro». Fernando y Santiago fueron dos de los más de ochenta invitados que hubo anoche en el comedor de la calle Martín Cansado.
El menú lo cocinaron el único equipo de cocina de España que tiene Cruz Roja. Su sede se encuentra en Zafra, pero ayer se unieron a los voluntarios de Badajoz que cada jueves reparten comida y alimentos a la gente de la calle.
En total, una veintena de asistentes . Repiten una experiencia que empezaron en 2011, cuando decidieron organizar cenas de Navidad extraordinarias para los 'sin techo' de la ciudad.
Ayer fue la primera, y el próximo jueves repetirán. Las monja ceden el local y ellos se encargan de todo.
El equipo en los fogones lo dirigió Juan Luis Carrasco. Se metieron en faena a la seis de la tarde. Elaboraron cincuenta litros de caldo, veinte kilos de preparado de marisco y una treinta de carne. Suelen dar cursos de cocina económica para las familias sin recursos. «Con poco dinero se puede hacer algo más que macarrones con tomate».
De servir las bandejas se encargaron voluntarias como Inmaculada Rodríguez. Conoce de cerca el problema de los que ayer se sentaron a la mesa. Más que una plato de comida, explica, también se trata de que tengan su propia cena de Navidad.
Hubo quien se atrevió a entonar un villancico en agradecimiento. Al fin y al cabo, era un fiesta.
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