«Cuando vimos entrar en el botellón el coche patrulla dijimos: vaya locura»

Carlos Pocostales tiene 28 años y un moratón en el ojo como consecuencia del impacto de un hielo durante el botellón del pasado jueves. «Lanzaron de todo contra el coche de la policía. A mí me dio un hielo que me hizo una pequeña herida, pero a la amiga de un amigo le cayó una botella de cristal encima. También vi volar botellas de refresco medio llenas».

Su relato habla del incidente ocurrido en el Paseo Fluvial. Eran las 22.30 horas cuando un coche del Cuerpo Nacional de Policía bajó por la rampa que hay junto al Puente de Palmas y atravesó una zona en la que se habían reunido 6.000 jóvenes.

El inspector jefe de de Brigada de Seguridad Ciudadana de la Policía Nacional en Badajoz, Aurelio Fernández, dijo ayer que esa intervención se llevó a cabo después de que varias personas llamaran a la sala del 091 alertando de la agresión que estaba sufriendo una chica de unos 20 años. «Uno de los comunicantes decía que estaba siendo increpada y otro, que se estaba produciendo un caso de violencia de género. Ante la urgencia de la situación, dos agentes decidieron bajar con su coche patrulla por la rampa que permite acceder al paseo que hay junto al río».

Fernández destaca el coraje de los funcionarios, si bien reconoce que no pudieron llevar a cabo la actuación como estaba previsto porque se encontraron una enorme concentración de público. «Desde arriba no se veía lo que había allí abajo y, una vez en el mogollón, era imposible que dieran la vuelta».

La irrupción de ese vehículo sorprendió a miles de jóvenes. Entre ellos estaba Carlos Pocostales, que todavía tiene en su ojo la herida que le provocó un hielo. «Yo estaba junto al antiguo pub Embarcadero y vi llegar el coche. La gente comenzó a retirar las bolsas y las botellas para que pudiera avanzar, pero iba muy despacio. Es una locura meterse con el coche en un botellón».

La casualidad quiso que el patrullero se dirigiera justo a la zona en la que él se encontraba. «Cuando tenía el coche a 50 centímetros vi que comenzaban a caer cosas. Nosotros éramos cuatro y nos dieron a dos. Una amiga tiene un chichón en la frente». Carlos Pocostales también observó que varios objetos impactaron contra el coche. De hecho, la luna delantera quedó astillada al caer un objeto contundente. Testigos de los hechos aseguran que también gritaban insultos contra los policías.

El inspector jefe Aurelio Fernández ha señalado que los objetos comenzaron a caer cuando los policías se bajaron del vehículo para socorrer a la víctima de la agresión y tratar de localizar a los delincuentes. «Fueron con la intención de solucionar un problema que en principio parecía grave y cuando se dieron cuenta vieron que era imposible dar la vuelta para regresar».

Por esta razón decidieron proseguir hasta el Puente de la Autonomía y tomaron un camino que conecta con la Circunvalación. Allí quedaron atrapados ante una zanja y necesitaron la ayuda de los bomberos y de la grúa municipal.

Aurelio Fernández no oculta lo sucedido, pero cree que el incidente no revistió especial gravedad porque se solventó sin heridos serios. «Creo que la situación se resolvió de forma adecuada».

Desde la Jefatura se asegura que en la ciudad existe un plan de emergencias para prevenir incidentes en este tipo de concentraciones, aunque no se aclara cuántos agentes de la Policía Nacional trabajaron esa noche. Tampoco la Policía Local ha ofrecido ese dato, aunque sí se sabe que no estaba de servicio la unidad antidisturbios que el CNP tiene en Badajoz. «Había agentes de paisano y de uniforme del Cuerpo Nacional de Policía, y también Policía Local. El dispositivo era suficiente para cualquier tipo de incidente que se hubiera producido», concluye Fernández

En todo caso, el inspector jefe no se pronunció sobre la idoneidad de la zona para estas fiestas y remitió al Ayuntamiento como organismo competente para señalar las zonas en las que está autorizado el botellón.