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Langosta en Pescaderías Coruñesas, que abastece a La Zarzuela.
Después del discurso
SOCIEDAD

Después del discurso

El pescado protagonizará el menú de la Familia Real por los gustos de la Reina y la dieta médica del Rey

BORJA OLAIZOLA

Martes, 24 de diciembre 2013, 01:15

S alvo la Reina, los Borbones siempre están a dieta». La frase que escribió hace años Eva Celada en 'La cocina de la Casa Real', un libro que hace un ameno recorrido por los fogones de los monarcas hispanos, cobra estas navidades plena actualidad. Los problemas de salud que arrastra el Rey, desde que una infección le obligó a pasar por el quirófano para sustituir la prótesis de cadera que se le implantó en abril de 2012, le han obligado a llevar una alimentación más sana y ligera para no interferir en el tratamiento intensivo de antibióticos y, sobre todo, no ganar peso. Don Juan Carlos, un reconocido amante de la buena mesa que no le hace ascos a ningún plato, ha asumido con resignación las recomendaciones de los médicos.

Su obligatoria frugalidad condicionará el menú de Nochebuena que se servirá esta noche en la Zarzuela. Desde la Casa Real no trascienden detalles porque se trata de una actividad «que se inscribe en el ámbito de lo privado», pero no cuesta mucho imaginar que la dieta del cabeza de familia es un buen argumento para que triunfen los gustos más sobrios de la Reina, que además de no probar el alcohol ni la carne es una entusiasta de los pescados y las verduras. Lo saben bien en Pescaderías Coruñesas, uno de los establecimientos que abastece la despensa 'real', donde recuerdan que doña Sofía se decanta por especies como el lenguado y la lubina, mientras que su marido, más tradicional, prefiere la merluza.

El pescado ha tenido siempre un protagonismo destacado en los menús. Por indicación de la propia Reina, las preparaciones suelen ser sencillas, con preferencia por la plancha y el horneado clásico, sin más añadidos que el aceite y la sal. Los monarcas, obligados a presidir un sinfín de comidas y cenas de compromiso, cuando están en La Zarzuela se atienen a una alimentación marcada por los productos de temporada y la dieta mediterránea. Las legumbres, parte esencial de esta forma de comer, son precisamente una de las debilidades del Rey. Cuentan una anécdota que le retrata a la perfección: de visita en Asturias, vio a un grupo de escoltas dando cuenta de unas fabes y se unió al festín antes de acudir a un almuerzo oficial a base de langosta y solomillo.

Sardinas con guindillas

Que el Rey tiene buen 'saque' no es ningún secreto. No son tan conocidos algunos de sus caprichos. Uno de ellos, las sardinas picantes en lata de la marca Cuca aderezadas con aceite y guindilla. Es una de las preferencias gastronómicas que figuran en el listado de instrucciones del grupo 45 del Ejército, que se encarga de los traslados aéreos de la Familia Real. El manual recuerda además que el embutido que se sirve al monarca debe ser cortado a mano y algunos de los alimentos que no tolera: «Setas, derivados de hongos, piña, frutas tropicales, rape y mariscos con concha en general».

El apartado que los responsables de los vuelos dedican al Príncipe es mucho más escueto. Más allá de algunas piezas de fruta a media tarde o paquetes de patatas para engañar el hambre, don Felipe no se destaca por sus antojos gastronómicos. «Es una persona muy discreta, no te enteras de que va a bordo», se lee en el informe. Su esposa, doña Letizia, desayuna «queso fresco, pechuga de pavo, fruta y zumo de naranja natural», y le encantan además las lentejas y las aceitunas negras. Prefiere «el pan de chapata con ibéricos» a los canapés y, al igual que doña Sofía, no toma bebidas alcohólicas. Se pierde por los 'kit-kat', los 'toblerone' y los maíces tostados.

A la Reina le gusta incorporar fruta a sus desayunos siempre que no sea azucarada y opta por platos vegetarianos en almuerzos y cenas. Las infantas apenas hacen ya uso de los vuelos de la Casa Real, aunque el manual también recoge sus preferencias. Cristina -en entornos cercanos a La Zarzuela se da por sentado que cenará esta noche con sus padres, junto a Urdangarin y los niños- era partidaria de pescados, vegetales, caviar, ensaladas, chocolate negro y canapés. Elena solía beber Nestea sin azúcar y agua mineral.

La Familia Real, probablemente sin los Príncipes de Asturias por aquello de no mezclarse con el cuñado imputado, se sentará alrededor de la mesa cuando el Rey ponga punto final a su discurso televisado. Será entonces cuando los comensales podrán apreciar la buena mano de la cocina palaciega que dirige Antonio Paredes, un exmilitar que se formó en escuelas de gastronomía y dos restaurantes, uno de ellos el ya desaparecido Jockey madrileño. Puede que el menú difiera, pero seguro que los deseos a la hora de los brindis son muy parecidos a los que se pueden escuchar en cualquier hogar. A pesar del 'caso Nóos' y los esfuerzos del juez Castro para imputar a la infanta.

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