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ROCÍO ROMERO
Jueves, 26 de diciembre 2013, 08:49
Un día son los moteros quienes se movilizan para conseguir dinero con el que apoyar al Banco de Alimentos. Otro son los agentes de la Policía Local quienes recaudan para los comedores. Una ola de solidaridad bate la ciudad. Los centros sociales avisan: Crece la ayuda, pero también la demanda. Bastan los datos del Banco de Alimentos para hacerse una idea. Sus bolsas son imprescindibles para 32.000 personas en toda la provincia. Sin sus legumbres, su aceite, la pasta y las galletas pasarían hambre.
«La gente está más solidaria que nunca», afirma su presidenta, Carmen de Aguirre. Y ello ha hecho posible algo que en años anteriores era impensable. A estas alturas de diciembre tienen lo necesario para abastecer de lo más básico a todas esas personas hasta mediados de febrero. «Nunca antes nos había ocurrido», destaca José Antonio Belmonte, voluntario de la fundación. La operación kilo que se ha desarrollado en los colegios y la gran colecta de sus voluntarios en noviembre han llenado parte del almacén. Reciben ayuda de diferentes colectivos e insisten en que en esta ocasión no es un gesto pasajero debido a la Navidad. Hace meses que sus voluntarios notan que los pacenses dan más para aliviar a quienes la crisis está resultando demasiado larga y profunda.
«Este año la gente se está portando muy bien», destaca José Antonio Belmonte quien, no obstante, subraya que cada vez hay más gente a la que ayudar.
Las Vaguadas
«Tenemos un grave problema porque la clase media está cayendo», afirma. Cada vez atienden a más personas que sienten vergüenza de encontrarse en una situación de angustia y, además, en cualquier barrio de la ciudad y pueblo de la provincia. Salvo unos pocos, todas las localidades requieren de su ayuda. También dos centros de Portugal, en Elvas y Campomayor. El reparto en la ciudad, por ejemplo, ha llegado a viviendas de Las Vaguadas. Prácticamente no queda una barriada en la que no tengan beneficiarios. Algunas viviendas les han dejado sorprendidos porque les quedaba justo lo necesario. El resto, lo han vendido para ir haciendo frente a los pagos de la hipoteca o los recibos de luz y otros servicios básicos.
Esta es la misma idea que defiende sor Marifé, del comedor de las Hermanas de la Caridad. «Ha crecido mucho la ayuda, pero también las necesidades». En este centro de la calle Martín Cansado observan cómo la gente sencilla se está volcando. Incluso, ven cómo personas que frecuentemente han colaborado con el comedor llegan un día y se ponen en la otra cola, la de solicitar ayuda.
En cuatro años, apuntan, la situación se ha dado la vuelta para 332 familias en la ciudad. Antes de la crisis, recogían lo necesario para que 18 madres se llevaran un carro con lo justo para pasar el mes. Cuatro años después, atienden a 350 familias. Solo en leche, requieren entre 3.000 y 3.500 litros mensuales. Sin contar con el comedor. A ello hay que sumar pescado, carne, pollo, garbanzos, judías... «No podríamos elaborar los paquetes sin la solidaridad de la gente».
Sor Marifé sabe de la vergüenza que sienten muchos pacenses al tener que cruzar el umbral del comedor. Haciendo esfuerzos por retener la emoción, relata el caso de una madre que se presentó hace varias semanas pidiendo ayuda. Lo hizo mirando al suelo. Sin levantar la cara. Al escuchar que las hermanas le ayudarían, contó que había días en los que cerraba las ventanas de casa y mandaba a sus hijos a dormir tras la merienda. Ahí se acababa el día. Todo el mundo a la cama para ahorrarse la cena. «Son familias normalizadas, no las pobres que siempre ha habido», insiste.
«¿Se puede llegar a final de mes con 400 euros? Si la renta básica aún no ha empezado a cobrarse», manifiesta. A la pregunta de si las administraciones hacen lo suficiente para ayudar a todas estas familias, sor Marifé no duda: «No soy yo quién para decir si las administraciones dan la espalda, pero sí creo que deben ayudar más porque se está pasando mucha necesidad».
En el Centro Hermano, sin embargo, no han notado un aumento de la solidaridad. De hecho, a estas alturas de diciembre en años anteriores habían recibido más. «Puede ser que se retrase algo y nos llegue en los próximos días», reconoce Isabel Cabezas, trabajadora social del centro. «La crisis afecta a todos», subraya.
En el Instituto Municipal de Servicios Sociales saben que la solidaridad ha crecido este año. La concejala Rosario Gómez de la Peña incide en que la respuesta de los pacenses está siendo masiva. El año pasado aumentó mucho con respecto al anterior y este sigue subiendo. «Todo el mundo colabora dentro de sus posibilidades». Los pacenses, destaca, están muy sensibilizados con la situación actual. «¿Quién no tiene alguien cerca con alguna necesidad?», se pregunta.
85 rentas aprobadas
En el Ayuntamiento conocen que muchos pacenses lo pasan mal. La concejala tira de datos. Hasta 3.768 citas han concedido los servicios sociales para tramitar la renta básica, la ayuda creada por la Junta de Extremadura para familias que carecen de ingresos. De ellas, tramitaron directamente 1.818. Unas condiciones restrictivas y que solo se pueda solicitar una por familia ha reducido el número. Hasta el momento, la Junta ha aprobado 85 y ha vuelto a pedir información a Servicios Sociales para concederlas definitivamente. Por el momento, han respondido en 37 casos. Desde el IMSS insisten que el reglamento de estas ayudas obliga a remitir mucha información y documentos sobre los beneficiarios, lo que ha provocado que se retrasen los expedientes y, en consecuencia, el pago. Entre otros puntos, los usuarios deben comprometerse a realizar un plan individualizado de inserción como contraprestación.
Las administraciones tienen reguladas las prestaciones que existen y el Ayuntamiento de Badajoz concede ayudas directas para hacer frente a situaciones puntuales. Este año han agotado la partida para ello.
Sin embargo, son conocedores de que la atención inmediata se presta en los dos comedores, el Centro Hermano y el Banco de Alimentos. De ahí que el Ayuntamiento colabore con ellos. En noviembre, por ejemplo, entregaron 11.000 euros para que compraran aceite.
La atención que prestan estos centros sociales resulta indispensable para muchas familias, que pueden destinar la ayuda económica a hacer frente a los pagos de luz, agua o alquiler. «Los pacenses saben que existimos y recurren a nosotros si tienen una necesidad», advierte.
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