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SERGIO LORENZO
Jueves, 2 de enero 2014, 12:05
«¡Haced el favor de no sacadme en la foto, que mi mujer no sabe que estoy aquí!», pedía al fotógrafo y al periodista del Diario HOY un hombre que con otros cuatro amigos estaba ayer en la Plaza de Albatros. Lo pedía educadamente, copa en mano y vestido con un traje que se notaba que había pasado una noche algo movida.
Con alrededor de 30 años, él era uno de los trescientos que estaban en la Madrila Baja a las nueve y media de la mañana, hora en la que la Sala Barroco y La Calle cerraban sus persianas, mientras en el Ivanhoe 3.0 y en Latinos seguían en el interior algunos clientes. También había gente en la otra zona de la Madrila Baja, arremolinada ante la puerta del Rita.
La mayoría de estos locales se llenaron, a lo largo de la madrugada, de miles de personas que cumplieron con la tradición de pasar la noche en vela para festejar la llegada de un nuevo año, con la esperanza de que traiga más alegrías que el 2013, considerado por muchos como uno de los peores años de su vida.
La gente también llenó bares de la Plaza Mayor y de la zona de Pizarro, aunque sus propietarios comentaban que la crisis les había obligado a bajar los precios. «Hace tres años tuve el bar lleno cobrando por el cotillón 60 euros, y ahora el cotillón lo he tenido que bajar a 35 euros, pero el bar ha seguido lleno», indicaba el dueño de un local de La Madrila. En las discotecas también hubo gente joven, como en la sala Bahía con ofertas como cuatro copas por 20 euros.
Si fueron miles los que salieron a la calle después de tomar las doce uvas, también hubo cientos de personas que el 31 de diciembre se dedicaron a despedir el año a la hora de las cañas, llenando algunos bares hasta pasadas las nueve de la noche. En la calle Moret había ambiente en el bar del Hotel Alfonso IX, en la calle Pizarro en locales como el Capitán Haddock; pero donde hubo más público a partir de las cinco de la tarde fue en la Madrila Alta, en el Cañadul, Carpe Diem, Los Ochenta, La Fontana y La Lambreta... con el tradicional serrín en el suelo, atardecer lluvioso y molestos petardos en las calles.
La despedida del 2013 y el recibimiento del esperanzador 2014 fueron tranquilos según miembros de la policía local, sólo hubo que lamentar alguna pelea, la más importante alrededor de las cuatro de la madrugada en la Plaza de Albatros, en la que algún testigo indica que se llegó a ver alguna navaja, pero no hubo heridos de importancia.
Las churrerías también hicieron negocio. En la zona de Moctezuma, Olqui estaba abierta desde las cuatro de la madrugada. A las diez y media de la mañana había bastante trasnochador cogiendo fuerzas para volver a su casa; entre ellos... el marido que no quería salir en las fotos.
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