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BADAJOZ

El comercio de San Roque resiste

Todavía se ven locales comerciales vacíos, pero en los últimos meses han abierto negocios en su arteria principal

A. GILGADO

Domingo, 12 de enero 2014, 09:44

Julián Domínguez y Sergio Calzado apenas llevan un mes en Ricardo Carapeto. Querían abrir un negocio de venta de móviles y huyeron del centro porque la principal arteria de San Roque tiene unos registros de paso igualmente atractivos. Lo han calculado. 50 personas cada tres minutos pasan por delante de su escaparate.

Julio Cuadrado se ha reiventado a sus sesenta años. Después de veinte años vendiendo jamones y embutidos en Rafael Lucenqui se planteó la mudanza en agosto. Sus clientes se hacían mayores y los médicos les suprimían los embutidos de la dieta. Buscó un barrio donde los chacineros no fueran proscritos y se fijo en Ricardo Carapeto. «Aquí hay mucha vida, la gente vive más en la calle». Firma un balance de seis meses más que satisfactorio y va a cumplir su palabra con el propietario del local. Se comprometió a pagarle cien euros más de alquiler con el nuevo año si el negocio le iba bien. En enero le ha pagado cuatrocientos euros, pero en febrero subirá a quinientos. «Hay que ponerse en un sitio donde pase gente». El mismo discurso de los móviles vale para los jamones. O para los perfumes.

Laura y su novio se quedaron con una franquicia de esencias el 16 de diciembre. Cuando traspasaron querían llevarse el negocio a Valdepasillas porque Laura ha vivido allí. Pero pronto le quitaron la idea de la cabeza. «Me dijeron que aquí tendría más posibilidades».

Aunque Ricardo Carapeto ha perdido músculo comercial -hay una veintena de locales cerrados- sigue interesando a los que se atreven en estos tiempos a emprender una aventura. En verano de 2010 ya había una veintena de locales cerrados, tres años y medio después sigue habiendo el mismo número. Algunos de los de entonces se han vuelto a alquilar y otros se han cerrado, pero la estabilidad demuestra lo que Isidro Flores, presidente de la asociación de comerciantes y empresarios de San Roque, ha dicho muchas veces. Cuando hay público en la calle, por lógica suben las ventas. Se compra en las tiendas y se consume en los bares.

Como presidente de la asociación, su principal cometido consiste precisamente en que pase público por delante de los escaparates. Este mismo tránsito atrae a otros empresarios, que siempre buscan esquinas, zonas y aceras transitadas. En Ricardo Carapeto, los alquileres valen más en la acera derecha en dirección a la piscina climatizada que en la izquierda. Los peatones entran por el puente del Rivillas por el paso de peatones de la gasolinera y para ir al otro lado tienen que cruzar ya dentro de la avenida.

A pesar de estas diferencias, los arrendamientos se mantienen caros. Por un local se piden entre ochocientos y los mil euros. «Aquí han bajado, pero no tanto como en el centro, que se paga la mitad ahora que en 2008», cuenta Julián, que hizo un sondeo por todos los que había libres. A la misma conclusión llegó Laura. También se pasó el último mes preguntando y se sorprendió que muy pocos propietarios bajaban de los mil euros.

Para los comerciantes más veteranos, el principal problema sigue siendo la falta de aparcamientos. En muchos casos los clientes dejan los coches en doble fila, pero las multas de la Policía Local disuade a los consumidores de pararse. En Ricardo Carapeto se pusieron 1.160 denuncias en 2012, tres al día de media. Un registro líder en Badajoz y por encima de Juan Carlos I, Segura Otaño o Sinforiano Madroñero. El dato puede entenderse como un medidor más o menos fiable de la actividad en la calle. La doble fila en la calzada se explica por la capacidad de atracción de las aceras. Los comerciantes llevan tiempo dándole vueltas a esta situación y estudian como evitar las multas a sus clientes. Han planteado, por ejemplo, eliminar una parada de taxi porque apenas se utiliza y dejar hueco libre para estacionar. También proponen señalizar en la avenida el amplio solar que hay detrás del gimnasio Acrópolis. Entre las pistas del Nuria Cabanillas y la avenida del diario HOY queda una amplia explanada libre en la que tendrían sitio más de un centenar de coches. Este llano podría ejercer de parking para aliviar la falta de aparcamiento.

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