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E. F. V.
Domingo, 19 de enero 2014, 09:09
El juzgado de lo penal número 1 de Badajoz ha impuesto 2 años y 8 meses de prisión a Fernando C. M. tras confesarse culpable de los disparos que hirieron en 2011 a dos jóvenes que se encontraban a las puertas de una caseta instalada en el recinto ferial de Caya.
Los hechos que ahora han sido juzgados ocurrieron el día 26 de junio, a las 4.30 de la madrugada, cuando el ahora condenado disparó en tres ocasiones a uno de los porteros de la caseta Caramelo utilizando un arma Browning del calibre 6,35 mm.
El arma fue utilizada en un espacio de apenas 7 metros en el que se encontraban «multitud de personas», pero el varón al que iban dirigidos los proyectiles logró esquivar el ataque y los proyectiles terminaron alcanzando a dos jóvenes que se encontraban detrás de él.
Ambas resultaron heridas en las piernas y sufrieron lesiones que les impidieron desempeñar sus ocupaciones habituales durante el plazo de dos meses.
El suceso fue investigado por el Cuerpo Nacional de Policía, cuyos investigadores imputaron a dos personas por su presunta relación con los hechos. Más tarde, los órganos judiciales determinaron que sólo había pruebas para acusar al joven que ahora ha sido juzgado.
La Fiscalía había solicitado siete años de prisión, pero ayer se alcanzó un acuerdo de conformidad que deja la pena definitiva en 2 años y 8 meses de cárcel.
La juez titular del penal número 2 de Badajoz firmará una sentencia en la que se considera probado que el condenado incurrió en un delito de tenencia ilícita de armas para el que se impone una pena de cuatro meses de prisión. Igualmente se le encuentra culpable de dos delitos de lesiones consumados con arma de fuego. Para cada uno de ellos se fija una pena de 1 año y 2 meses de prisión.
El abogado de la defensa, José Manuel Rubio Gómez-Caminero, ha logrado que en la sentencia se tengan en cuenta tres atenuantes simples que rebajan la pena final.
Tres atenuantes
La primera se basa en la alteración psíquica que sufre el condenado a raíz de las lesiones que sufrió al recibir un disparo en la cabeza en un incidente que no tiene relación con el hecho ahora juzgado.
La segunda se basa en la confesión del hecho, puesto que Fernando C. M. acudió de forma voluntaria a dependencias policiales para confesar que era él quien realizó los disparos.
La tercera atenuante se basa en la reparación total del daño que ha realizado el condenado al abonar a las víctimas el importe total de la indemnización: 4.536 euros a una de las jóvenes heridas (3.000 por las lesiones y 1.536 por las secuelas) y 4.886 euros a la otra (3.350 euros por las lesiones y 1.536 por las secuelas).
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