Acondicionan el viejo mercado de abastos como edificio multiusos

El 1 de agosto de 2012 cerró el antiguo mercado de abastos de Almendralejo. Se trataba de un edificio con protección urbanística, construido en 1928 por el maestro de obra Luis Barragán Bote, siguiendo el proyecto del arquitecto municipal Francisco Vaca, en estilo neomudéjar.

El deterioro progresivo del edificio hizo que llegara un momento en que los técnicos regionales emitieran un informe desaconsejando su uso como mercado de abastos. A pesar de ello, se siguió utilizando durante años, aunque finalmente en 2012 se decidió clausurar el inmueble.

El principal motivo es que la antigüedad, junto con a algunas deficiencias del edificio, hacían que no fuera recomendable almacenar y vender en él productos de alimentación. Por ello se decidió construir un nuevo mercado de abastos con fondos europeos, que finalmente se ubicó en la zona residencial de la carretera de Fuente del Maestre.

Desde entonces, el viejo edificio ha caído en el olvido, muy a pesar de los vecinos, que han visto cómo la zona se iba deprimiendo e incluso se añadían problemas, como las plagas de ratas que comenzaron a proliferar por el inmueble.

Solucionado este último problema, ahora queda revitalizar la zona, una promesa que el alcalde, José García Lobato, está convencido que se producirá con la construcción de un centro comercial en el edificio. Un proyecto que sigue en marcha, según mantiene la primera autoridad municipal, a la espera de que alguna de las empresas que se han mostrado interesadas se decidan a invertir los «varios millones de euros» que requiere la inversión.

Mientras tanto, el equipo de gobierno, partiendo de una decisión personal del alcalde, según ha podido saber este periódico, ha decidido realizar unas «pequeñas obras» para acondicionar el edificio y poder darle un «uso variado» y de forma esporádica hasta que se materialice el proyecto del centro comercial.

Para ello, se ha contratado a una empresa constructora local, «que tiene la maquinaria necesaria» para derribar los puestos interiores de venta. Mientras, el personal municipal se encargará de labores de pintura o electricidad. Se trata de miembros del programa Aepsa, que también se está encargando de mejorar el cerramiento exterior.

Según el gobierno, se trata de mejoras que van a afectar a la estructura exterior, que es la que está protegida en el edificio y que «son compatibles con el centro comercial». La intención es que en un par de semanas concluyan esos trabajos, aunque seguirán algunos otros en la plaza. Y a partir de entonces se desarrollarán actividades esporádicas, como feria del libro u otros eventos, que puedan congregar a los ciudadanos y volver a llenar de vida la zona en este edificio multiusos.