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NATALIA REIGADAS nreigadas@hoy.es
Lunes, 27 de enero 2014, 12:33
La semana pasada la Policía Local tuvo que acudir al barrio de San Fernando para proteger a los vecinos de un caballo. Andaba suelto por la avenida Padre Tacoronte y había peligro, especialmente para los coches. En verano hubo otro caso llamativo. Un vecino salvó a varios conductores al atar a una farola al equino que corría libre por el Puente Real. Pocas semanas antes los residentes del camino de Santa Engracia se quejaron de dos de estos animales que invadían la carretera y su dueño fue multado. En Badajoz es común ver caballos en el núcleo urbano y en ocasiones puede ser un riesgo.
El caso de San Fernando ha destapado un problema que es especialmente grave en ciertos barrios. Los casos más comunes de caballos sueltos se dan, por ejemplo, en la carretera de Campomayor. Los vecinos del Cerro de Reyes también han denunciado varios episodios y habitualmente también se observan equinos en Ronda Norte o la carretera de La Granadilla. Además de caballos también se pueden encontrar en el núcleo urbano vacas y ovejas.
Badajoz sigue muy ligada a la agricultura y a la ganadería y esta tradición hace que se mantengan pequeñas explotaciones o que simplemente haya vecinos que tengan caballos en sus parcelas. Sin embargo, dejar que estén libres supone un problema legal que puede llegar a ser muy grave. Los dueños de estos animales se enfrentan a multas que pueden ir desde una sanción leve, de 80 a 300 euros, a una multa grave de 30.000 o incluso a un proceso penal con pena de cárcel.
A los que infringen estas condiciones en Badajoz, lo más común es que les impongan una multa de 300 euros. Estas sanciones las procesa la Subdelegación del Gobierno a través de la Guardia Civil o la Policía Local cuando se encuentran un animal, sea un caballo o de otro tipo, suelto en una vía pública. Se aplica la Ley de Seguridad Ciudadana, que establece que es una infracción leve contra la seguridad ciudadana. Cada año son cientos las multas, aunque no existe una estadística detallada porque dentro de esta misma categoría se sanciona otros muchos comportamientos contra el orden público, como provocar altercados. En total la Subdelegación del Gobierno procesa unos 750 casos al año, parte de ellos por animales sueltos.
Los casos más graves sí están más detallados. Estos pueden alcanzar una multa de hasta 30.000 euros. En 2012 fueron unos siete los propietarios de animales procesados por dejarlos sueltos y crear peligro y en 2013 se sumaron otros cinco en la provincia de Badajoz.
Si el caso es aún más grave, como un accidente o que un dueño deje muchas veces suelto a su caballo, puede llegar a ir a juicio. El Código Penal establece de seis meses a dos años de prisión por originar un grave riesgo para la circulación al colocar obstáculos imprevisibles. El juez también puede castigar al responsable con multas de bastante importe o incluso realizando trabajos para la comunidad.
Barrio y cuadra
El objetivo de estas leyes es evitar que se produzcan situaciones de peligro en las calles. La semana pasada, por ejemplo, hubo momentos de mucha tensión en San Fernando hasta que la Policía Local controló al caballo en la avenida Cardenal Cisneros. Maribel Generelo, presidenta de la Asociación de Vecinos Santa Isabel, explica que el equino podría haber causado muchos más daños pero que afortunadamente los hechos sucedieron de noche, sobre la una de la mañana, cuando no hay tanto tráfico en la zona. Según esta vecina, el incidente sucedió porque se abrió la cancela de un recinto con animales en la carretera de Campomayor.
Los barrios que rodean esta carretera, Santa Engracia, El Progreso y El Gurugú, saben muy bien lo que es convivir con caballos. Ricardo Cabezas, presidente de la Asociación de Vecinos de esta última barriada, se lamenta por aguantar una situación que se repite día tras día. «Ha tenido que pasar en otro barrio para que se den cuenta de lo que es. Aquí es algo normal y habitual».
«Estamos como si fuese la romería de Bótoa», bromea Cabezas, que añade en tono serio que la zona sufre problemas importantes por esta convivencia animal. «No es legal pero se pasean por donde quieren, defecan en las calles y comen en los parques».
En concreto, se ven equinos en el entorno de Los Colorines, especialmente en el recinto del antiguo colegio El Progreso, que está abandonado. Cabezas también denuncia que suelen pastar en el parque Padre Eugenio, llamado Parque de la Viña, y en la calle Zapata, ambos lugares muy transitados.
Este problema también se da habitualmente en el Cerro de Reyes, en las zonas verdes que rodean al barrio. «El día que se meta un animal en esa curva (la cuesta de la avenida Luis de Góngora) va a matar al de coche porque los coches van rápido y el choque puede ser impresionante», se queja Mari Luz Vargas, vecina de la zona. Esta residente dice que entiende que sus vecinos puedan tener animales, pero que deberían estar encerrados, atados y muy vigilados para evitar cualquier peligro.
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