El colegio de Las Vaguadas presenta deficiencias graves en su entorno

Hace casi tres años, los vecinos de Las Vaguadas inauguraron un flamante colegio equipado para acoger a cerca de 600 alumnos. Ubicado en la prolongación del vial que llega desde La Banasta, el centro construido por la Junta de Extremadura colmaba las expectativas de una urbanización en la que viven alrededor de 6.000 vecinos.

Pero el tiempo pasa y algunos de los problemas que se detectaron en los primeros momentos siguen sin resolverse. Sobre todo en el entorno del edificio, cuyas aceras y viales de acceso causan problemas frecuentes a las alrededor de 700 personas que se mueven en torno al colegio.

Antonio Santos Eslava es padre de un alumno y no se muerde la lengua cuando valora el estado de las aceras. «Mi esposa iba con el niño cuando tropezó en uno de los escalones que hay. Se raspó la rodilla, pero pudo ser peor».

El problema que causó la caída de esta madre radica en las aceras, construidas en hormigón pulido. Cada losa debería estar perfectamente unida a la siguiente para evitar desniveles, pero las raíces de los árboles las han levantado y ahora hay «escalones» de hasta 15 centímetros.

Varios padres reconocen haber sufrido caídas, aunque el último accidente afectó el profesor de música del centro, que aún se recupera de un esguince de tobillo, según cuentan las familias.

Para los alumnos del colegio de Las Vaguadas y sus padres se trata de un problema serio, aunque salvan los obstáculos a diario con un poco de atención. Pero no ocurre lo mismo con los abuelos, muchos de los cuales acuden a pie para acompañar a sus nietos.

Antonio Santos recuerda que tras la caída de su pareja no se quedó quieto y telefoneó al Servicio de Vías y Obras del Ayuntamiento de Badajoz para exigir que repararan el problema. Eso ocurrió el año pasado, pero las cosas siguen igual y los desniveles no paran de crecer.

Enganche provisional

El problema de las aceras es notable, pero los padres se quejan también del peligro que supone el cuadro eléctrico provisional que dio luz a la empresa encargada de realizar las obras de construcción. Tras la inauguración del edificio, debería haber desaparecido, pero el centro funcionó durante más de un año con el enganche de obras, por lo que ese transformador siguió en el lugar donde estaba y con el paso del tiempo se ha convertido en un problema.

Durante el día de ayer, las cámaras de HOY comprobaron que se encuentra totalmente abierto. Los padres desconocen si tiene corriente, pero existe el peligro de que algún pequeño toque las conexiones.

Otro problema con el que se enfrentan las familias a diario está relacionado con el tráfico.

El paso de vehículos es constante a la hora de entrada y salida del centro, por eso demandan que coloquen unas bandas reductoras de velocidad junto a los pasos de peatones situados junto a la entrada del colegio.

Esa medida ha sido adoptada recientemente junto al centro privado que hay al lado, donde las bandas ya alertan de los pasos de peatones y la seguridad de los alumnos ha mejorado. «Nosotros queremos que hagan lo mismo», reclaman.

Los saltos reductores están en la avenida de Las Vaguadas, una zona en la que también se observa que la acera de baldosas termina justo en el lugar donde ha sido construido el nuevo colegio público.

Por otra parte, los padres llaman la atención sobre los obstáculos que hay en los pasos de peatones (un árbol, una señal de tráfico y una farola) y piden que se haga el rebaje para hacerlos accesibles. También demandan una valla protectora frente a la puerta de acceso para que frene a los niños que salen del colegio.